La Iglesia de la Natividad de Medranda ha sido reformada en los últimos años, gracias a un convenio entre la Diputación Provincial y el Obispado de Sigüenza-Guadalajara. Fruto de la colaboración institucional, se llevaron a cabo unos más que necesarios trabajos de restauración, que consolidaron, incluso, la estructura del edificio.
Fue así como se adoptó la decisión de, primero saber un poco más, y después recuperar unas telas negras, oscurecidas por el paso del tiempo, que los vecinos de Medranda utilizaban como fondo para los distintos elementos de su ya maltrecho retablo. Los trabajos han descubierto que, en realidad, se trata de obras de arte de primer nivel elaboradas en el siglo XVII. Esta misma sorpresa se llevó el equipo de restauradoras que, durante dos años, trabajó en la limpieza y restitución de los cuadros. La oxidación de los barnices, así como el deterioro de los bastidores, modificaron el aspecto de las obras hasta hacerlas irreconocibles. Los trabajos de restauración se basaron en la limpieza de dichos barnices y en la sustitución de los bastidores por otros realizados ex profeso para la ocasión.
Además de las piezas se adecentó el retablo para crear un marco digno de albergar las recién recuperadas joyas. Se planteó una distribución de dos pisos y tres calles que permitiera a los visitantes la contemplación del bello conjunto. En la calle central se ubica la representación de grandes dimensiones de un Calvario, de un dramatismo y calidad pictórica excepcionales. En la calle derecha, en la parte superior se sitúa una María Magdalena penitente, mientras que en la inferior está la representación de Santo Tomás de Villanueva. Por otro lado, en la calle de la izquierda se encuentra la imagen de Santo Tomás de Aquino en su parte baja, y un San Pedro ermitaño en la parte superior, cuyas similitudes con el San Pedro de José de Ribera hacen patente la influencia del maestro en las pinturas de Medranda. Además, el retablo está compuesto por un piso superior que contiene una hornacina cuadrangular flanqueada a izquierda y derecha por dos grandes lienzos de cuarto de esfera que representan a San Antonio y San Francisco, respectivamente.
La enorme calidad artística de las obras puede observarse tanto en el impecable aspecto técnico, como en la elección y preparación de los soportes y la policromía. Debido a ello, y pese al pésimo estado de conservación en el que se encontraban (algunos de ellos estaban clavados a la pared), han podido recuperar parte de su esplendor gracias al ímprobo trabajo de las restauradoras y al apoyo de un pueblo volcado en su patrimonio. Además de realizarles una reintegración cromática con pigmentos al barniz y avanzadas técnicas de restauración, se les aplicó una capa de protección que los aislase de los agentes medioambientales, así como de la radiación ultravioleta. Junto a estas siete joyas, también fue restaurado un lienzo que narra el Martirio de San Lorenzo, cuyas menores dimensiones y distinta técnica hacen sospechar que no formaba parte del mismo conjunto de los anteriores y que estaba situado en otro retablo que no ha llegado hasta nuestros días.
Y así , de pie frente al Retablo Mayor de Medranda, uno puede ser consciente de dos cosas: la gran cantidad de patrimonio que queda por descubrir en estas vastas tierras de la comarca, y el apoyo que puede llegar a brindar un pueblo para lograrlo. ADEL Sierra Norte contribuye a su divulgación y puesta en valor, también como activo económico para la comarca.
“Como alcalde de Medranda, debo dar las gracias a la Diputación Provincial y al Obispado, y a la colaboración entre ambas instituciones, ha fructificado, una vez más en la recuperación de un maravilloso patrimonio que legar a las próximas generaciones. Pero no puedo olvidar la colaboración ciudadana de los vecinos de Medranda, que se han aportado los fondos adicionales necesarios para culminar un proyecto que nos ha devuelto una joya artística, y por lo tanto, un activo turístico de primer nivel”, valora Ramiro Magro, alcalde de Medranda.