El absentismo es un fenómeno social, económico y laboral que afecta de manera directa a nuestra sociedad y a nuestro sistema productivo y sanitario. Por señalar un ejemplo gráfico, en los últimos tres años, se han perdido, cada mes, más de 100 millones de horas de trabajo.
La importancia de este fenómeno y el compromiso adquirido por el Adecco Group Institute, el centro de estudios y divulgación del Grupo Adecco, con su análisis y prevención, nos ha llevado a publicar por noveno año consecutivo nuestro Informe Adecco sobre Empresa saludable y gestión del Absentismo.
Este informe tiene la vocación de analizar periódicamente, no solo las cifras de este fenómeno en nuestro país y su entorno comparable, sino también abordar de manera sucesiva el estudio de todas aquellas manifestaciones que nos ayuden en la prevención, gestión y, en su caso, adecuado control del absentismo. En esta edición se adelantan los primeros datos sobre el efecto de la pandemia en nuestros lugares de trabajo.
En efecto, la Covid-19 nos ha traído unos efectos devastadores desde el punto de vista sanitario, social y económico, y sigue dificultando por sus rebrotes cualquier análisis y previsiones sobre escenarios y modelos de gestión en las organizaciones. Pero algunos datos son claros ya: en el segundo trimestre de 2020, la pandemia ha provocado que la tasa de absentismo en España se dispare hasta el 8,9%, un máximo histórico (en 2019 alcanzó al 5,5%, que era la más elevada de los últimos 20 años).
La volatilidad de la Covid-19 no sólo nos ha llevado al cambio en el orden de las preocupaciones de la salud laboral de las personas trabajadoras, también ha afectado a las contingencias comunes y a las profesionales. Las bajas de más de un año por enfermedad común se han disparado un 27% y la crisis sanitaria lleva a un coste de las ausencias de 8.000 millones de euros, según cifras del gobierno.
Por otro lado, nos encontramos con una importante reducción de los accidentes de trabajo, tanto en número (124.975 accidentes menos de enero a septiembre de 2020) como en índices de incidencia (214,4 frente al 279,9 de 2019), pero el impacto del coronavirus ha incrementado las cifras de accidentes mortales en un 8%.
En el caso de Castilla-La Mancha, la tasa de absentismo ha alcanzado en el segundo trimestre de 2020 el 7,2%. Si bien es una tasa elevada, es la tercera más reducida entre todas las autonomías, junto a la andaluza.
¿Qué se considera absentismo?
Para entender bien en qué consiste el fenómeno del absentismo, es necesario explicar qué ausencias computan como tal en su cálculo. Pese al interés que despierta el estudio del absentismo, no existe una definición unánime del mismo. Como aproximación inicial, la Real Academia Española define el “absentismo” como la “abstención deliberada de acudir al lugar donde se cumple una obligación”.
Hay un cierto consenso en la literatura económica en cuanto a entender el absentismo como la ausencia de una persona de su puesto de trabajo en horas que correspondan a un día laborable, dentro de la jornada legal de trabajo. Partiendo de esa base, es clara la distinción entre absentismo y otro fenómeno igualmente pernicioso: el presentismo. Este último puede definirse como el comportamiento consistente en acudir al puesto de trabajo dedicando el tiempo a otros quehaceres no relacionados con el propio puesto de trabajo ni con la empresa.
La información desagregada del tiempo de trabajo permite calcular las horas pactadas efectivas mensuales. Este concepto surge de sumar, en primer lugar, las horas pactadas (en convenios colectivos o contratos de trabajo) con las horas extraordinarias que eventualmente se hubieran realizado. A ese total hay que restarle las horas no trabajadas por vacaciones y días festivos, y también las horas no trabajadas por Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (en adelante, ERTEs). El resultado son las horas pactadas efectivas.
Además de las horas de trabajo que se pierden por vacaciones y días festivos y de los ERTES, hay muchos otros motivos que provocan pérdidas ocasionales y que sí se consideran absentismo. El más importante de esos motivos es el de la Incapacidad Temporal (IT; enfermedad común). El absentismo es el conjunto de horas no trabajadas por motivos ocasionales.
El absentismo por autonomías: el caso de Castilla-La Mancha
Entre los años 2000 y 2019, se registra una tendencia ascendente en las horas no trabajadas por absentismo en 16 autonomías. Solo hay una única región que se ha mantenido al margen de ese movimiento al alza y es Cantabria, donde las horas perdidas por absentismo disminuyeron un 5,1% entre dichos años (caída que equivale a casi 5 horas de absentismo menos por año y asalariado).
Entre las dieciséis comunidades en las que las horas no trabajadas por absentismo se incrementaron, sobresalen los casos de Andalucía (con un incremento de un 164% desde el 2000, por lo que en 2019 sumó 39 horas no trabajadas por absentismo más, por año y trabajador), Castilla-La Mancha (subida de un 141%; las horas perdidas por absentismo crecieron en 44 por año) y Galicia (+80%, que equivale a 46 horas más de absentismo por trabajador y año que en 2000).
El caso contrario, con los aumentos más moderados, viene representado por Asturias (región en la que las horas perdidas por absentismo se incrementaron un 5,5% o 5 horas y media, siempre entre 2000 y 2019), Cataluña (con una subida de 5,7%, equivalente también a 5 horas y media) y la Comunidad Valenciana (aunque con un alza significativa, de 13,6% o 9 horas perdidas más por año y trabajador).
La pandemia hizo que aumentara el absentismo por un cúmulo de motivos, como el incremento de las horas perdidas por IT, permisos, etc. Cuando comparamos las horas de absentismo de 2019 con las del segundo trimestre de 2020, vemos que estas subieron en todas las autonomías, con la única excepción del País Vasco.
Comparando el dato de 2019 con el anualizado del segundo trimestre de 2020 se observa que Baleares experimentó el incremento más marcado: +147%, hasta llegar a 106 horas anualizadas por trabajador. Las otras tres autonomías donde más se incrementó el número de horas perdidas por absentismo en el segundo trimestre del año en curso fueron la Comunidad Valenciana (+70%, hasta 138 horas anualizadas), Andalucía (+63%, llegando a 103 horas anualizadas de absentismo) y Cantabria (+54%; 132 horas).
El País Vasco es, como se ha señalado, la única región que logró una reducción, en parte facilitada porque era la que tenía la mayor cantidad de horas perdidas de absentismo, que bajaron desde 147 hasta 130 (-11,8%). Los incrementos más suaves correspondieron a Aragón (+7,3%, hasta 114 horas anualizadas) y Extremadura (+9,3%, colocándose en 81 horas).
En el caso de Castilla-La Mancha se pasó de 75 horas perdidas por absentismo al año por asalariado a 103 en el segundo trimestre de 2020. A nivel nacional, se ha pasado de 91 a 125 horas perdidas por absentismo por persona y año.
No hay un único factor que explique la diferente magnitud del aumento de las horas no trabajadas por absentismo con la pandemia. Por ejemplo, los resultados dependieron de la incidencia de la pandemia (tanto en lo referido al número de contagiados, como al número de convivientes que debieron guardar cuarentena), del grado de disrupción en la actividad normal de los diferentes empresas y sectores, de la posibilidad de teletrabajar, etc.