El Ayuntamiento ha iniciado este mes de julio un nuevo proceso de presupuestos participativos para el año 2025, desde AIKE señalan que una vez más se hace en verano, cuando las asociaciones están menos activas, con plazos muy limitados, con escasa difusión y sin unos criterios previos que clarifiquen cuestiones tan básicas como el tipo de proyectos que se pueden presentar. Susana Martínez y Javier López- Roberts, concejala y presidente de la formación, han recordado como en los últimos siete años se ha ido cambiando el modelo pero no se ha logrado afianzar, “en la web del Ayuntamiento se pueden consultar las memorias de los presupuestos participativos desde el año 2017, en algunas ediciones ni siquiera se han completado las fases y en la mayoría de las ocasiones los proyectos seleccionados no se han llevado a cabo”. Como muestra han señalado lo sucedido el año pasado, donde ni la pista deportiva en el barrio de Aguas Vivas ni ninguno de los proyectos votados por la ciudadanía se han ejecutado porque la partida presupuestaria ha desaparecido tras dos modificaciones de crédito. “Las asociaciones se implican, hacen propuestas, votan, y después nada de lo anunciado se hace realidad. En lugar de fomentar la participación se ha logrado en estos años el efecto contrario: desactivar y desanimar”, afirma López-Roberts.
Para AIKE la participación ciudadana en el presupuesto municipal exige planificación y voluntad, del equipo de Gobierno, del personal técnico del Ayuntamiento y de la ciudadanía. Un trabajo conjunto, coordinado y coherente, que no se modifique arbitrariamente cada año. “Después de años de ir repitiendo errores es necesario definir una guía, un reglamento como tienen otras ciudades, donde marcar cuestiones básicas como son las fases, los plazos, quiénes y cómo pueden hacer propuestas, qué tipo de proyectos son válidos, cuáles son los procedimientos de votación tanto presenciales como on-line, cuáles serán los mecanismos de seguimiento, los canales de información, las estrategias de difusión o los recursos municipales con los que se va a contar” explicaba Martínez.
Señala López-Roberts que “en muchas ocasiones, los presupuestos participativos se han confundido con el arreglo de las aceras o la pavimentación de calles, cuestiones de mantenimiento, que acaban convirtiendo esta iniciativa en un buzón de quejas de la ciudadanía”. Además, amplia el presidente de la formación, la participación nunca ha sido significativa, “en 2018 fueron 1321 personas, el resto de años en lugar de crecer ha ido reduciéndose. Fallando la difusión y la comunicación de las convocatorias, con prisas y unos plazos escasos tanto para la presentación de las propuestas como para las votaciones”. Insisten desde AIKE que con la elaboración de un reglamento y el trabajo con los Consejos de Barrio se podría ampliar la participación y mejorar el desarrollo de los presupuestos participativos, un propuesta que llevarán al Pleno del próximo viernes.