Cogolludo, el lugar donde se halla el retén del que partieron, para no volver, los once fallecidos que se vieron sorprendidos por el fuego en el Valle de los Milagros mientras trabajaban en la extinción del incendio originado en Riba de Saelices, le ha rendido, como cada año desde hace 19, a todos ellos y a sus familias, un sentido homenaje.
A las 11:30 horas de la mañana, el alcalde de la villa serrana, Juan Alfonso Fraguas, tomaba la palabra, delante del monolito que recuerda su memoria, a los pies del olmo centenario que ha sobrevivido a la grafiosis de forma milagrosa, quizá también porque la naturaleza quiera también proteger para siempre su memoria.
El regidor dio las gracias a todos los presentes, más de medio centenar de cogolludenses, por acercarse a acompañar el acto. Fraguas insistió en que, “en Cogolludo nos acordamos de los miembros del retén que salió de Cogolludo a intentar apagar un incendio que, desgraciadamente, les costó la vida, no solo el 17 de julio, sino todos los días del año”.
Presentes han estado también representantes del Cuartel de la Guardia Civil de Cogolludo, y también los compañeros, de servicio y fuera de él, que forman parte del actual retén.
El alcalde, recordando las palabras con las que el capitán Frank Furillo, protagonista de la mítica serie ‘Canción triste de Hill Street’, terminaba su charla matutina, les dijo a los miembros del retén, haciendo extensivas sus palabras a todos los que trabajan en la extinción de incendios, que “tengan cuidado ahí fuera” y que, por importante que sea cuidar del medio natural, “lo más importante de todo es que vuelvan”, pidiéndoles que extremen las precauciones.
También estuvo presente en el homenaje Alfredo Barra, el nuevo delegado de GEACAM en Guadalajara. Barra agradeció al pueblo de Cogolludo que mantenga en el recuerdo colectivo a estas personas que “dieron su vida por mantener el entorno natural” y por su sentido del deber. Barra agradeció también la labor diaria de “los compañeros y compañeras que trabajan en GEACAM, por poner vuestro trabajo, e incluso vuestras vidas, a disposición de cuidar de lo que es de todos”, en alusión al medio natural.
El párroco local, Mauricio Muela, terminó el sencillo homenaje con un breve y emotivo responso. Después de un emocionante aplauso de todos los cogolludenses, autoridades, miembros del retén, Guardia Civil y párroco local, fueron sus compañeros quienes depositaron once ramos, uno por cada uno de los héroes fallecidos que fueron Mercedes Vives, José Ródenas, Alberto Cemillán, Pedro Almasilla, Sergio Casado, Jesús Ángel Juberías, Manuel Manteca, Marcos Martínez, Jorge César Martínez, Julio Ramos y Luis Solano.
Aquel incendio fue el más devastador de la historia de Castilla-La Mancha y arrasó 13.000 hectáreas de monte de gran valor medioambiental. Se originó el 16 de julio de 2005 (un día antes de que murieran los once trabajadores), en la barbacoa que un excursionista había dejado mal apagada. Su virulencia hizo que se tardara más de una semana en extinguirlo.