No cabe duda de que la calidad de las imágenes producidas por los smartphones ha mejorado mucho con el paso de los años. Si nos fijamos en las fotografías de hace unos años y las comparamos con las de ahora, la diferencia es asombrosa. Así que no es de extrañar que muchos aficionados a la fotografía decidan dejar su equipo profesional y opten por llevar un smartphone en el bolsillo para capturar momentos de la vida en alta calidad. Por ello, las marcas de smartphones prestan atención a todos los elementos que forman parte de la cámara, desarrollando dispositivos que no sólo se basan en ópticas en constante mejora, sino también en sensores de imagen para captar la luz y en procesadores de primera que respaldan la calidad de imagen. Pero ¿cómo influye la calidad del procesador en los resultados fotográficos?
La evolución del procesador de imagen
La calidad de los elementos del objetivo y de los procesadores de imagen ha evolucionado enormemente. Pero hoy en día la mayor diferencia está en lo que ocurre después de que el obturador haga clic y la luz se haya capturado y convertido en una imagen digital.
La mayoría de los dispositivos se basan en las capacidades de imagen del procesador principal, el cual se comunica con los sensores de imagen, los procesa y crea la imagen final. Algunos fabricantes invierten importantes recursos de I+D para desarrollar sus propios procesadores de imagen, también conocidos como procesadores de señal de imagen (ISP). El resultado es una configuración de doble procesador en la que el principal se encarga de la computación y el funcionamiento general, mientras que el procesador de imagen se ocupa de las tareas relacionadas con la cámara, comunicándose en tiempo real con el procesador principal. Este tipo de configuración abre posibilidades completamente nuevas para los fabricantes de smartphones.
En relación con el I+D, vivo empezó a trabajar en sus propios procesadores de señal de imagen hace apenas unos años. En 2021, la empresa lanzó un procesador propio como parte de la configuración de su dispositivo X70 Pro, al que siguió el X80 Pro del año pasado con la versión actualizada denominada V1+. Y ahora, dos generaciones después, con el ya conocido procesador de imagen V2, las capacidades de este elemento han aumentado aún más.
La presencia del ISP, integrado en el último buque insignia X90 Pro, mejora significativamente la capacidad del dispositivo para controlar mejor la fase de postprocesado de la fotografía. El procesador de imagen se encarga de todas las tareas relevantes en esta fase, incluyendo la reducción del ruido, el ajuste del balance de blancos y la corrección de imperfecciones de la escena capturada, entre otras, con el fin de obtener una imagen lo más cercana posible a la realidad.
Hardware y software trabajando mano a mano
El procesador vivo V2 ha conseguido cambiar la arquitectura del ISP, de la tradicional a la arquitectura AI-ISP integrada. El procesador cuenta ahora con una unidad de aceleración de inteligencia artificial, una subunidad de procesamiento de imágenes y una memoria reconstruida. Todos estos elementos contribuyen a mejorar los resultados de imagen cada vez que el consumidor pulsa el obturador. Una de las mayores ventajas de integrar funciones de IA en un procesador de imagen es la capacidad de la inteligencia artificial para hacer frente a problemas complejos y desconocidos que pueden aparecer en cualquier momento al fotografiar una escena concreta
Desde la fotografía hasta los videojuegos
Los algoritmos de diseño propio contribuyen a conseguir fotos de alta calidad, teniendo en cuenta numerosos escenarios y circunstancias del sujeto capturado, tanto a oscuras como a contraluz. Rara vez son necesarias las entradas manuales para obtener tomas perfectas. Lo más interesante es que el chip V2 también contribuye a las capacidades de interpolación de fotogramas de juego del X90 Pro a 120 fps para obtener imágenes más fluidas durante el juego. Esto es gracias a las capacidades de estimación y compensación del movimiento, que reducen enormemente la latencia de la imagen.
Dos chips funcionando simultáneamente, pero ¿consumiendo menos energía?
Por último, un procesador de señal de imagen diseñado a medida también puede aportar otra ventaja: la eficiencia energética. Esta característica ha cobrado mucha más importancia con el paso de los años, ya que se espera que los smartphones funcionen más rápido durante más tiempo, asumiendo el papel de centros de datos personales de los consumidores y de dispositivos fundamentales para compartir (pero también consumir) información a diario. El V2, por ejemplo, es un 200% más eficiente energéticamente que una unidad de procesamiento neuronal tradicional y alcanza una eficiencia energética de 16,3 billones de operaciones por vatio de energía, lo que contribuye a la autonomía general de la batería, especialmente si los consumidores capturan muchas imágenes y vídeos en un día.
Al final, todo esto beneficia a los consumidores, ya que la calidad de las fotos y vídeos capturados está estrechamente relacionada con la óptica y la optoelectrónica, así como con las capacidades de procesamiento de imágenes del dispositivo.