El pluralismo político conlleva la idea de que la vida política se basa en la diversidad ideológica y la libertad de expresión. La propia Constitución española considera al pluralismo político como valor superior del ordenamiento jurídico, junto al principio de libertad, de igualdad ante la ley y de justicia. El pluralismo político se vincula a la libertad, lo que asegura la participación en los asuntos públicos y la constitución y funcionamiento de los partidos políticos. O al menos, así debería ser.
Entendido esto, se comprende el significado de democracia. La democracia es el gobierno de muchos que se concreta a través de unas elecciones en las que los ciudadanos deciden quién quiere que sea el responsable del gobierno en los cuatro años que duran las legislaturas establecidas en nuestro país. Pero, sobre todo, es un sistema que debe garantizar el que todos tengamos la posibilidad de exponer nuestras opiniones, nuestros argumentos y desarrollar nuestra actividad. Eso es lo que establece el marco legal de nuestra Constitución como referencia y que cualquiera que acceda al poder democrático debe respetar y cumplir escrupulosamente. El demócrata es aquél que está dispuesto a defender el que todos, incluso los que piensan diferente, puedan exponer sus ideas y vivir de acuerdo con su pensamiento.
Sin embargo, en Azuqueca de Henares, el gobierno de José Luis Blanco parece que está cuestionando en muchas ocasiones el principio de pluralidad y respeto al pensamiento de los demás. Por supuesto que IU acepta el resultado de las urnas, ha salido el PSOE con mayoría absoluta, es perfectamente legítimo y así lo ha querido la ciudadanía, pero lo que no se debe hacer es confundir una mayoría absoluta con un régimen de partido único que es lo que este señor pretende implantar en el municipio.
La elección de un determinado partido no implica despreciar a la oposición, porque con esa conducta desprecia a la vez a una fracción de la población que se inclinó por otra opción política con la que se siente identificada y representada en el Consistorio. Sin embargo, el Alcalde Blanco no entiende lo que es el respeto a las minorías, por lo que vulnera constantemente los derechos de la oposición, que son también, como digo, los derechos de la ciudadanía, adoptando así una actitud propia de un gobierno autócrata, cuando su obligación es la de gobernar para todos y todas sea cual sea su forma de pensar y a quienes hayan votado.
La oposición se merece un respeto porque ha sido elegida en las urnas, exactamente igual que el PSOE y estamos en nuestro derecho a realizar la función de control y requerir información al equipo de Gobierno municipal cuando lo estimemos oportuno. No tenemos por qué tolerar las alcaldadas de un alcalde que no respeta a las minorías y que ha decidido gobernar para los suyos. Y la legislatura no ha hecho más que empezar.
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