Buenas sensaciones y cosas para destacar ante el mejor equipo del mundo tenían que demostrarse en el pabellón vallisoletano. Frente a uno de los equipos más en forma de la liga Asobal, el Quabit Guadalajara se presentaba después de varias derrotas ante rivales de su nivel, a excepción del pasado partido ante el FC Barcelona.
Recoletas Atlético Valladolid fue muy superior en la pista, dominaban cada sector del 40×20 con las grandes actuaciones de Jorge Serrano y Miguel Camino desde los extremos. Sin ir más lejos, el resultado obligó al técnico alcarreño a solicitar el primer tiempo muerto del partido en el minuto once, cuando se mostraba una diferencia de tres goles en su contra (6-3). Desde entonces, el ritmo del partido fue in crescendo, lo que benefició a los castellanoleoneses. Los intentos de remontar la situación para el equipo de la alcarria no dieron resultado. Es por ello, que al descanso se mostraba un 18-13 en contra de los violetas, dificultando las posibilidades de una remontada en la segunda mitad.
Uno de los puntos a mejorar fue la faceta ofensiva. De todas las maneras posibles, el Quabit Guadalajara intentaba acercarse en el marcador. Mas, cada intento era frenado con la araña bajo palos llamada César Pérez y la muralla defensiva planteada por David Pisonero Nieto con la intensidad como pilar fundamental.
La distancia llegó a ser de ocho goles, con un parcial 4-0 a favor de los azules con las transiciones rápidas y contrataques letales y difíciles de parar para el meta iraní, dejando el partido, condicionado por una primera parte para el olvido, más que sentenciado. Sin embargo, la defensa visitante no regaló oportunidades a que su rival amplíe la diferencia.
Por Nahuel Briscek