Un monumento de Guadalajara ha sido incluido en la Lista Roja que elabora la asociación Hispania Nostra por su estado de abandono: se trata del convento de los franciscanos de Tamajón ya que se encuentra en un pésimo estado de conservación por lo que muchos elementos se han perdido.
Cuando los franciscanos fueron obligados a abandonar el convento de la Concepción de la Madre de Dios de Tamajón (Guadalajara) tras la Desamortización de Mendizábal (1835), comenzó la ruina de este cenobio. Fue utilizado como corral, almacén o trastero e incluso se empleó la piedra del edificio para la construcción de nuevas casas en el pueblo. Las cubiertas se perdieron en su mayoría hace tiempo y las paredes de todo el conjunto están surcadas de grandes grietas. En la actualidad está en ruinas, quedan algunos arranques de los arcos de la iglesia y el claustro, así como las bases de las pilastras del mismo, cubiertas por la vegetación. Pasó por varias manos y a partir de 1920 figura como solar.
Su historia comienza de la mano de María de Mendoza de la Cerda, quien dejó escrito en su testamento que se entregara a los franciscanos el terreno para levantar la nueva casa y una cantidad de 12.000 ducados para las obras. En 1592 el arzobispo de Toledo otorgó la licencia y se iniciaron las obras. Hasta Tamajón llegaron veinticuatro frailes que ocuparían, inicialmente, unas casas particulares.
A principios del siglo XVII ya podrían instalarse en el convento. Ya en el siglo XIX, en 1812, el convento se convertiría en cabeza de la comarca al haber sido destruido, por causa de la Guerra de Independencia, el convento de Cogolludo, antiguo rector de la zona. En cualquier caso, esta situación sólo duraría hasta 1835 cuando el convento de Tamajón fue exclaustrado tras la aplicación de los decretos de Mendizábal.
Desde ese mismo año el edificio quedaría abandonado y su comunidad se marcharía del municipio. Se realizó un inventario de todo lo que allí había.
El convento salió a subasta dos veces; una en 1844 por 55.00 reales, quedando desierta, y otra en 1863 por 10.000 reales, cuando fue comprado por Francisco Gamo y Gamo, siendo esta última adquisición anulada. La venta definitiva se realizó al marqués de Selva Alegre, descendiente de los Montúfar con casa en Tamajón.
El convento de Tamajón no goza de ninguna protección legal. Contaba con una planta rectangular articulada alrededor de un claustro y un patio interior, con habitaciones para los monjes, una biblioteca, una iglesia con cinco altares y numerosas imágenes de santos.