La primera edición del Equinoccio en la Plazuela en Cogolludo ha resultado un gran éxito de participación y público, convirtiéndose, a partir de las once de la mañana de este sábado, en un magnífico escaparate del comercio y los productos de Cogolludo y, en general de la Sierra Norte. “Ha cumplido, con creces, su objetivo inicial de poner en valor el producto local, en un lugar emblemático, como es La Plazuela, más recogida que nuestra gran Plaza Mayor, pero siempre con un matiz comercial. Si la Plaza Mayor es el centro social del pueblo, la Plazuela es el corazón de Cogolludo, el lugar por el que todo el pueblo pasa”, señala Juan Alfonso Fraguas, alcalde de la villa serrana. Según comentaba el regidor el mismo sábado, la iniciativa “está siendo un éxito de público”.
El Ayuntamiento estima que en torno a 1.500 personas se acercaron a lo largo del día a participar de este Equinoccio cogolludense.
La idea nació de un ganadero de Cogolludo, Ataulfo Gamo, que, apoyada por su familia, por el gremio y después por todo el pueblo, ha ido creciendo para, finalmente, “poner en valor es el buen hacer de los hijos de Cogolludo y de pueblos cercanos”, añadía el regidor. El Equinoccio ha mostrado que “somos capaces de hacer un montón de cosas diferentes, en industria, en gastronomía”, algo para lo que esta iniciativa “ha servido de escaparate”.
En horario de mañana, y en los diferentes puestos que instalaron en la Plaza Mayor y la Plazuela, el numeroso público asistente, que llenaba ambas plazas, llevo a cabo catas de miel, queso, vino, panes, hamburguesas con carne de cordero y ternera de la sierra, y de vermú y licores, todos ellos productos de la zona.
Los tickets de las catas se podían adquirir en el mercado, en un puesto instalado en la Plaza Mayor, con diferentes precios, y contaron con una subvención, tanto de los propios productores y del APAG, que ha colaborado con la iniciativa, como del Ayuntamiento de Cogolludo, con el fin de hacerlos asequibles a todos los bolsillos.
Además de las catas y degustaciones y mercado de productos locales, también hubo exposición de maquinaria agrícola, de ganadería y hasta se pudo ver una demostración de cómo se hierra un caballo. “Igual que en otros sitios hay un photocall, aquí hemos dejado a la gente que se suba a hacerse fotos sobre nuestra maquinaria agrícola: cosechadoras y tractores, para que la conozcan”, señalaba Francisco Gamo. Pero, sobre todo, el portavoz de la organización señalaba que el Equinoccio ha sido una fiesta del pueblo. “Hoy, a las ocho de la mañana, todas las generaciones de Cogolludo, desde chavales hasta gente de setenta años, colaboraba para montarlo todo. Ha sido muy bonito ver a la gente que quieres y conoces, unida, trabajando. Esperábamos asistencia, pero no tanta, en cantidad, calidad e ilusión”, terminaba.
También el personal de la oficina de Turismo se ha volcado con el Equinoccio. “Aparte del potencial turístico que tiene Cogolludo, por ser la cuna del Renacimiento y por haberse recibido aquí una de las primeras noticias del descubrimiento de América, entre otras muchas cosas, el Equinoccio nos ha permitido organizar una feria en una de las plazas principales del pueblo, no la de 6.000 metros cuadrados, que es la Plaza Mayor, sino en la Plaza del Comercio, o La Plazuela”, señalaba Javier Segura.
Así, el departamento turístico, Javier Segura y Sandra Martín, hicieron visitas guiadas especiales, poniendo el acento en los comercios del pueblo, los de antes y los de ahora. “En la Plaza Mayor, desde 1461, el I Duque de Medinaceli, para contribuir a la repoblación de Castilla, organizó un mercado, que tenía lugar todos los miércoles”, señalaba el guía turístico. Segura explicó cómo y en qué orden preciso se distribuían los puestos, para, posteriormente, hablar sobre cómo cambiado la fisonomía del comercio en el pueblo. “Lo que ahora es una casa particular, fue una tienda de ultramarinos en la Plazuela, donde hubo hasta tres carnicerías y barbería”, contó el guía. Hoy, el lugar cuenta aún con dos carnicerías, ferretería y un supermercado, que muestran que “Cogolludo está muy vivo y que queremos potenciar su cultura, pero también su comercio”, terminaba Segura.
Juan José Laso, presidente de APAG Guadalajara, también estuvo presente en el acto, apoyándolo institucionalmente, pero también como cocinero de una espectacular paella con níscalos, de Atienza, y de carne de cordero, de Cogolludo. “Más de aquí, no puede ser”, explicaba. Según el presidente de APAG Guadalajara, hay que apoyar siempre al sector, en el territorio y en todos los ámbitos, porque, “como siempre he dicho, no sé si nuestros productos serán mejores o peores que otros, pero cómo son los nuestros, son los mejores que tenemos”. Sobre la iniciativa, Laso la calificaba como “una idea estupenda, que habrá que repetir periódicamente, porque revitaliza esta comarca de nuestra provincia, y por lo tanto es una estupenda manera de luchar contra la despoblación”. Por último, el presidente de APAG Guadalajara destacaba la colaboración de todos los agricultores de la comarca. “Si quieren a su pueblo, hay que hacer cosas como lo que están haciendo hoy”, terminaba
Irene Gómez, maestra panadera, y Carlos Moreno, productor de harina de espelta, ofrecieron una de las degustaciones en La Plazuela. “Me parece una idea fantástica para llegar a la gente, y que todos puedan catar, in situ, el producto, dando a conocer a pequeños distribuidores, como nosotros, y haciéndonos reconocibles ante la gente”, señalaba la panadera. Irene explicó algunas de las propiedades menos conocidas del pan, que es digestivo, cómo diferenciar el buen pan y en qué se tiene que fijar el consumidor a la hora de comprarlo. “Y, sobre todo, muy importante, les he explicado que el pan no engorda. Es nutritivo y necesario, sobre todo a primera hora de la mañana, porque nos de la energía que necesitamos para afrontar el día”, afirmaba. Oriunda de Jadraque y con varios comercios de éxito en Sigüenza y Guadalajara, “de niña venía con mi padre a Cogolludo, a vender churros, así que mostrar aquí mis elaboraciones y masas madre me ha producido una gran alegría”, terminaba.
Pedro Henares, maestro quesero cogolludense, condujo atinadamente la cata de este producto. “Hemos mostrado la gran variedad que hay en la península ibérica”, señalaba. Para Henares, “estas iniciativas deberían ser más frecuentes en el mundo rural, puesto que dan a conocer a los productores, y a las pequeñas empresas que trabajamos con ellos”, afirmaba. A la cita cogolludense no faltó Luis Coracho, productor de queso de oveja y de cabra en la Quesería de Hita. “Es todo un lujo poder contar con un escaparate así, y que los pueblos apuesten por estos eventos, que llevan mucho trabajo de organización, pero que nos dan mucha visibilidad”, señalaba.
Fernando Fuentes, gerente de Fincas Rio Negro, se encargó de llevar a cabo la cata de vinos. “El de hoy es un evento maravilloso. Esperamos que perdure y que se organice cada año. Somos muchos productores los que trabajamos en este entorno rural difícil, como es el de la Sierra Norte de Guadalajara. Es un honor y un orgullo compartir este evento con ellos y presentar nuestros vinos, que son el empeño y el orgullo de mi familia”, señalaba. La familia Fuentes lleva más de veinte años elaborando vinos en la Finca Río Negro. Sus caldos se producen en unas condiciones muy particulares. “El hecho diferencial tiene que ver con la uva, uno de productos agrícolas que más transmiten el ecosistema en el que habitan”, explicaba. La Finca Río Negro se halla en una ubicación, altitud y suelo, que la hacen única, sobre una raña, un suelo antagónico al de otras denominaciones de origen, como Ribera del Duero o Mondéjar, y en una comarca en la que no hay otros viñedos a menos de 60 kilómetros de distancia. Por lo tanto, “tenemos variedades que nos hacen diferentes, e incluso una exclusiva, descubierta en 2005 en Cogolludo”.
Especialmente entrañable ha sido el homenaje que se le ha hecho a Pedro Saboya, dueño de la discoteca Madison y uno de los comerciantes más queridos del pueblo. Visiblemente emocionado, agradecía el reconocimiento a toda la gente de Cogolludo. Con un aforo de 400 personas, abría todos los viernes, sábados y domingos. Y de ella han salido muchos matrimonios, “que aún me lo recuerdan por la calle”. Su placa decía, literalmente: “gracias por haber soportado a muchas generaciones”.
Por la tarde, la puesta en valor del producto local se acompañó de otras actividades culturales, como una clase de baile abierta, la actuación del grupo local The Commitments, a lo que se añadía la segunda visita guiada con los comercios que ha habido en Cogolludo. Ýñigo Míguez, tambien llevó a cabo una visita guiada a la Bodega del recuperado Convento del Carmen.
“El Equinoccio es una fiesta que llevábamos planeando años, y, al final con el trabajo de mucha gente, se ha logrado, con un éxito éxito increíble”, contaba César Pérez, uno de los guitarristas de este grupo que surgió cuando varios de sus miembros celebraban su 60 cumpleaños. “Hacemos pop-rock de los años ochenta”, contaba, a lo que sumaron una potente versión de ‘Mi gran noche’ de Raphael, para poner el broche de oro a un día muy bonito en Cogolludo.