El pasado 1 de marzo, Luis Moreno, director del FESCIGU, acompañado por Montse de la Cal, codirectora del evento, y varios miembros de la organización del festival, asistieron al Pleno del Ayuntamiento de Guadalajara para hacer una pregunta formal a la alcaldesa, Ana Guarinos, a fin de pedirle que explicara sus razones para eliminar de los presupuestos del Ayuntamiento el convenio con el FESCIGU. Sin embargo, Guarinos delegó la respuesta en el concejal de cultura, Javier Toquero, quien ofreció unos argumentos que para la organización del festival «son la constatación de que no hay ninguna voluntad por parte del Ayuntamiento de apoyar el FESCIGU. Se excusan con argumentos falsos y datos distorsionados, y muestran cómo la cultura no le interesa a este concejal; solo parece interesarle hacer negocio con el Auditorio Buero Vallejo», en palabras de Moreno.
«Este Ayuntamiento, como usted conoce, ha concedido ya a su asociación el uso del Teatro Buero Vallejo exento de tasas», argumentó Toquero, para continuar diciendo «pongamos en valor lo que supone económicamente la gratuidad de esas tasas reguladas en la ordenanza fiscal: 15.600 euros, que las arcas municipales no ingresarán dándole otros usos a esos espacios».
«El enfoque es perverso», afirma Luis Moreno. «Hablan del Buero Vallejo como un teatro privado que busca la rentabilidad económica, y no como un bien público pagado por los impuestos de los contribuyentes para un uso público, que es lo que realmente es. Ceder el espacio al festival no es perder dinero, es cumplir parte de la función para la que se construyó el auditorio, un espacio para eventos culturales pagados con los impuestos de los ciudadanos para el bien de los ciudadanos.»
Toquero también detalló el coste repercutido que tiene para el Ayuntamiento el trabajo que realiza el personal del teatro y el personal externo contratado, que valoró en 420 horas. Según Moreno «se trata de un cálculo tendencioso y distorsionado. En ese paquete ha metido las horas del personal que trabajará estando cruzado de brazos cuando el FESCIGU finalmente no se realice en el Auditorio, y ha metido a todo el personal administrativo, directivo y político de la concejalía de cultura. Si no es así, no salen las cuentas; pero es que todo ese personal trabaja esas horas, con o sin FESCIGU. Realmente no creo que se hayan superado las 10 horas extras entre el personal interno o externo».
Por último, Toquero argumentó sobre el convenio de colaboración entre la asociación cultural Cinefilia y el Ayuntamiento de Guadalajara que «queda condicionado a que en los presupuestos municipales de cada ejercicio exista crédito presupuestario adecuado y suficiente», zanjando el asunto sin más explicaciones, en un año en que el presupuesto del Ayuntamiento crece casi un 6%, siendo el mayor de su historia.
Para Luis Moreno, director del FESCIGU, «Toquero intentó desde el primer momento desvirtuar mi pregunta, que era solo una, y él quiso convertir en dos. Además, mi pregunta no iba dirigida a él, sino a la alcaldesa, Ana Guarinos. Toquero ya nos contó sus excusas, pero la alcaldesa en ningún momento se ha pronunciado sobre sus argumentos para retirar el convenio al FESCIGU. Todo esto demuestra una miopía cultural desbordante. El FESCIGU nunca ha supuesto un coste al Ayuntamiento, sino un regalo único. Eran cinco días de programación, desde las 9 de la mañana hasta las 12 de la noche, con una inversión irrisoria para las arcas municipales. Cada edición más de 6.000 alumnos asistían a nuestras sesiones de Infancine y Juvencine. Hemos dado visibilidad al trabajo y la aportación de muchas ONGs y asociaciones, hemos sacado a la luz temas sociales sobre los que merece la pena reflexionar. Todo esto no lo ven Toquero ni Guarinos. No lo ven, porque no lo quieren ver», concluye.
EL FESCIGU, PUESTO EN VALOR
Quizás sea necesario recordar que el FESCIGU celebra este año su vigésimo segunda edición, que desde 2015 es festival preseleccionador de los Premios Goya, y que por él han pasado importantes nombres de la industria cinematográfica como José Luis Cuerda, Vicente Aranda, Icíar Bollaín, Mercedes Samprieto, Montxo Armendáriz, Álvaro de Luna, Terele Pávez, Malena Alterio, Emilio Gutiérrez-Caba, Manuel Galiana, Assumpta Serna, y un larguísimo etcétera. Más de 160.000 espectadores han disfrutado su programación en estos 21 años, en los que se han proyectado más de 1.700 cortometrajes de 72 países. Durante toda su trayectoria, el festival se ha celebrado sin interrupción. Ni siquiera la crisis del coronavirus pudo con el FESCIGU, que se reinventó en formato autocine, con 40 días de programación en una de las instalaciones más grandes del país ubicadas en el Ferial. Los cortometrajes que pasan por el festival en muchos casos acaban llegando a los Goya, a Cannes, a la Berlinale o a los Oscar.
UBICACIÓN EN AZUQUECA DE HENARES
Ante la crisis que ha supuesto esta acción del Ayuntamiento de Guadalajara, la organización del festival ha estado buscando alternativas y tras estudiar las opciones posibles, ha decidido trasladar el FESCIGU a Azuqueca de Henares, cuyo Ayuntamiento, en palabras de Moreno, «nos ha tendido la mano y nos ha dado todas las facilidades. Azuqueca tendrá un gran festival de cine. Para nosotros es muy triste no poder seguir ofreciendo nuestro trabajo a la ciudadanía de Guadalajara, donde nació el festival, pero estamos al mismo tiempo ilusionados ante el reto de llevar a los vecinos de Azuqueca el FESCIGU, y adaptarlo a sus espacios, a su agenda cultural y a sus hábitos de ocio».
Desde la Diputación Provincial y el gobierno de Castilla-La Mancha se ha visto con buenos ojos este cambio de ubicación, que salvará al festival de su cierre, y han manifestado su apoyo a la iniciativa.