En la tarde de ayer se celebró el XXXV Certamen de Dulzaina José María Canfrán, uno de los tres más antiguos de España. Invariables la fecha y la hora: 22 de enero, a las 19:30 horas.
La dulzaina y el tamboril, recuperados para la Sierra Norte y para Guadalajara por José María Canfrán y su eterno redoblante, Carlos Blasco. Como cada año, el certamen lo presentó Montserrat del Barrio, dando lectura a un poema, sobre la Reconquista de Sigüenza, compuesto para la ocasión por la cronista oficial de Sigüenza, Pilar Martínez Taboada.
El certamen lo organizan los Dulzaineros de Sigüenza, con el patrocinio del Ayuntamiento, y la colaboración de numerosas empresas locales, y está dedicado a la memoria de este seguntino ilustre, que se empeñó en ser dulzainero y en transmitir a los demás, con un entusiasmo infinito, su pasión por la música y las tradiciones castellanas. Él sólo aprendió a tocar la dulzaina, creó las primeras escuelas de dulzaina y tamboril de la provincia, primero en Guadalajara y después en Sigüenza, y organizó, junto a su redoblante Carlos Blasco, el primer certamen de dulzaina y tamboril de Sigüenza, en el Parador, en el año 1987. Después de su muerte prematura, en 2002, el certamen lleva su nombre. Pero es que, además, José Mari Canfrán es reconocido por todos los gaiteros castellanos.
Dos de las actuaciones del Certamen, son fijas, como el día y la hora. La de los dulzaineros que trae cada año de Cuellar la Cofradía de San Vicente, y la de los Dulzaineros de Sigüenza. Ayer actuaron Maria del Carmen Riesgo, Alfredo Ramos, Juanjo Sanz y Javier Manrique, nieto de Pedro Manrique, popular dulzainero de Riaza apodado ‘El Reino’. Como Canfrán y Blasco, El Reino tuvo su compañero en Julián, ‘El Percaro’, tamborilero. Juntos recorrieron muchos pueblos de la sierra, cercanos a Riaza. Entre ellos, Atienza, donde actuaron largos años en La Caballada, y Sigüenza, sentando cátedra en la fiesta de San Vicente.
En segundo lugar actuaron Los Dulzaineros de Sigüenza, que llevan a cabo una labor incansable acompañando muchas de las fiestas de la ciudad de Sigüenza, como San Vicente, el entierro de la sardina, la procesión de San Roque, la romería de Santa Librada o recientemente la toma de posesión del nuevo obispo de la diócesis. Antes de terminar su actuación, los Dulzaineros de Sigüenza invitaron a subir a tocar con ellos a Miguel Ángel Pérez, hijo de Angel Pérez Morencos, dulzainero y redoblante recientemente fallecido a quien se le dedicó un homenaje.
Ángel Pérez Morencos fue alumno de la primera escuela de Dulzaina y Tamboril de Sigüenza y formando parte del grupo de alumnos tocó en varias festividades locales, junto a Canfrán y Blasco, y otros compañeros. Hoy, su legado lo continúa Miguel Ángel, pero también otros miembros de su familia, como Alberto Rupérez. Su viuda, recogió emocionada, el diploma que le entregaron los dulzaineros.
En tercer lugar actuó el grupo Atalaya de Soria (San Esteban de Gormaz). Desde hace más de 20 años, el grupo escoge temas que se adaptan a su forman de tocar y de entender la música tradicional. Como se dijo ayer en la presentación, Atalaya Soria es un perfecto ejemplo de lo que es una agrupación “trans”: transfronterizos, transgeneracionales, transgénero, por la diversidad de géneros musicales que abarcan y transformadores. Carlos Merino, uno de sus integrantes, contaba ayer en el certamen el origen de su nombre. “Los musulmanes construyeron muchas atalayas en esta tierra fronteriza, y de ellas hemos tomado el nombre, pero también porque nos elevamos sobre la música tradicional que se hace en nuestra comarca, y buscamos otros sonidos, desde Valencia a Galicia”, explicaba ayer.
La tarde de folklore castellano terminó con la actuación de La Garrota. Se trata de un grupo de amigos, con diversas trayectorias musicales, que reutilizan los elementos más útiles de la tradición oral en su vida diaria, y además, los ponen encima de un escenario. Diego Baeza, cantante, guitarrista y percusionista del grupo, se implicó con la fiesta de San Vicente, como el resto de compañeros, no sólo en el certamen, sino en todas sus facetas. “La música tradicional hay que vivirla en la calle y la fiesta de San Vicente de Siguenza es un ejemplo de cómo se hacen bien las cosas, a través de la Cofradía, de los dulzaineros y del Ayuntamiento. En esta fiesta, la música tradicional está en la calle”, señalaba.
Para finalizar el Certamen, los dulzaineros de Sigüenza entregaron un reconocimiento al historiador diocesano Pedro Olea, por su labor de investigación en el pasado seguntino y a la Cofradía de Santa Librada, patrona de Sigüenza junto a San Vicente y a la Virgen de la Mayor, por su implicación en la recuperación de la Romería de Santa Librada, por la restauración de la Ermita y por su compromiso con las tradiciones seguntinas. También los tres grupos venidos de otras localidades fueron distinguidos con sus correspondientes diplomas. Presentes en el acto, estuvieron las concejalas Arantxa Pérez, Conchi Huelves, Ana Blasco y José Antonio Arranz, este último también dulzainero.