En la tarde del próximo lunes, 22 de enero, a partir de las 19:30 horas, se va celebrar, en el Auditorio de El Pósito, la XXXV Edición del Certamen de dulzaina José María Canfrán.
Lleva el nombre de este seguntino, ilustre, de raza, que se fue antes de tiempo, pero que tuvo tiempo de recuperar el sonido de la dulzaina y el tamboril para la provincia de Guadalajara. Por su generosidad y personalidad arrolladora, y por su amor por la música y tradiciones, en Sigüenza, nadie le olvida.
El Certamen es un acto relevante de la fiesta de San Vicente. Fueron precisamente José María Canfrán y su redoblante, Carlos Blasco, quienes lo crearon. La primera edición tuvo lugar en el Parador de Sigüenza, el 22 de enero de 1987. Con él, Canfrán y Blasco encontraron la forma de transmitir a la ciudad el valor de esta música tradicional tan significativa en cada fiesta de Castilla.
En el año 2002, después del fallecimiento de Jose Mari, con toda justicia, el certamen tomó su nombre, en honor al maestro. Desde entonces, los dulzaineros de Sigüenza ponen todo su empeño e ilusión en este acto tan significativo, puesto que entienden que es un legado que Jose Mari dejó a todos los seguntinos. Por todo ello, en 2022, los dulzaineros de Sigüenza recibieron en Segovia el reconocimiento a la trayectoria musical de festival, que es uno de los tres más antiguos de España.
En esta XXXV edición van a actuar los Dulzaineros de la Cofradía de Cuellar Segovia, los Dulzaineros de Sigüenza, los Dulzaineros Atalaya de Soria y el Grupo La Garrota de Segovia.
El grupo Atalaya de Soria procede de San Esteban de Gormaz y lleva más de 20 años tocando y realizando un camino musical muy amplio y diverso, como diversos son sus componentes llegados desde varias provincias. El anagrama que les distingue es el rosetón de la ermita de San Bartolome del Cañón del Río Lobos, buena muestra del amor por su tierra, sus tradiciones y su entorno. El grupo mantiene el equilibrio entre la dulzaina y los metales, siendo unos de los primeros grupos en adoptar este tipo de formación en Castilla. Es un grupo diferente, con componentes de variada edad, diversos estilos musicales y con un camino musical y organizativo impecable.
El Grupo La Garrota, de Segovia, concibe la tradición oral como manantial de conocimiento que llega de las generaciones pasadas.
La Garrota nace como un grupo de amigos con trayectorias musicales diversas que reutilizan hoy en día los elementos más útiles e interesantes de la tradición oral en su vida diaria y, además, los ponen en valor sobre un escenario. Desde la juerga bodeguera más desenfrenada al ritmo más solemne, desde las contradanzas más enrevesadas, a la más sencilla tonada, desde los instrumentos más elaborados a la percusión hogareña o, incluso, al canto solista. Todos estos géneros forman parte de su repertorio y, más allá de los aspectos locales, la mayor parte de los elementos forman parte de un patrimonio inmaterial común a las dos Castillas e, incluso, a gran parte de España.
Los dulzaineros de la Cofradía de Cuéllar llevan ya muchos años acompañando la fiesta, procedentes de las vecinas y hermanas tierras de Segovia, y concretamente de Cuéllar y Riaza. Todos ellos tienen en Canfrán, al que conocieron personalmente, un referente en la pasión por la música de la dulzaina.
Los dulzaineros de Sigüenza son los herederos directos del arte de Canfrán. Allá por el año 86, José María Canfran con su inseparable tamborilero Carlos Blasco comienzan su andadura, llevando desde Sigüenza su música e ilusión a todos los rincones de la provincia. Ellos aprendieron de manera autodidacta, y así llegaron a captar una música escondida en el recuerdo de los mayores con los que compartieron el sentimiento y la emoción de un tiempo que hicieron resurgir. Ellos tuvieron mucho que ver en la recuperación de la dulzaina en la provincia de Guadalajara, perdida hace alrededor de 30 años, aunque no sin dejar de sonar en fiestas de gran trascendencia como por ejemplo San Vicente en Sigüenza y la Caballada de Atienza, siempre interpretada por Dulzaineros de otras provincias limítrofes. También consiguieron que después de muchos años que volvieran a vestirse y bailar los antiguos danzantes de Galve de Sorbe aprendiendo de mano de Celedonio y demás compañeros las danzas tan peculiares de dicho pueblo. Hoy, un amplio y nutrido grupo de jóvenes mantienen vivo el espíritu de una de las danzas más importantes de Castilla. Sus inquietudes les llevaron a promover con la Diputación de Guadalajara el asentamiento de un aula de Dulzaina y tamboril en la Escuela de Folclore de Guadalajara, no sin descuidar la persona que llevaría a remate la tarea de ilusionar y transmitir la ejecución de los instrumentos inseparables la dulzaina y el tamboril. El elegido fue Javier Barrio, quien, con mucho trabajo, tesón y paciencia ha logrado que en nuestra provincia haya un amplio número de dulzaineros y tamborileros que con sus sones alegren cada rincón de Castilla. Actualmente dicha escuela goza de una gran plenitud de alumnos instruidos por Antonio Trijueque gran profesor y dulzainero.
Habiendo sido tan satisfactorio el resultado en Guadalajara, Jose Mari tenía claro que la siguiente parada tenía lugar en Sigüenza. Así, con mucho empeño, la Escuela de Dulzaina llegó en 1995 a Sigüenza, también de la mano de gran maestro dulzainero Javier Barrio. Por ella han pasado más de 50 alumnos que han aprendido, además de la ejecución, el valor y el sentimiento de estos instrumentos. También han pasado por ella diferentes maestros como Antonio Trijueque, Juanjo Molina, Valentín Pérez, Fernando Llorente y David Serrano. Antonio Trijueque es el actual profesor de la escuela de Sigüenza en la que siguen formándose jóvenes promesas de nuestra ciudad. Y este es el origen de los dulzaineros de Sigüenza.
En el XXXV Certamen, los dulzaineros de Sigüenza van a rendir un homenaje a la figura de Ángel Pérez, dulzainero que comenzó a tocar en los primeros años de la creación de la Escuela de Dulzaina Seguntina. Formando parte del grupo de alumnos, participó en varios certámenes, así como en diversos actos de la escuela.
Además, se va a imponer la insignia de los dulzaineros a Pedro Olea Alvarez, sacerdote e historiador seguntino y se le hará entrega de un diploma de agradecimiento.
Por último, los dulzaineros harán entrega de un diploma a la Cofradía de Santa Librada, por la exitosa recuperación de dicha Hermandad.