Cuando pasan las fiestas de agosto en honor a la Virgen de la Peña, en Brihuega ya se piensa en la Feria de Octubre o de San Rafael, aquellas ferias de ganados, aquellas ferias que surgieron en el siglo XII, durante el reinado de Alfonso VII, siendo el Rey quien las instituye y las autoriza.
En Castilla fueron instituidas en el siglo XIII y autorizadas por el Rey Enrique I en 1215, siendo la de Brihuega una de las más importantes, gracias al Señor de Brihuega el arzobispo don Rodrigo Ximénez de Rada, fue entonces en la Edad Media una de las más importantes de Castilla junto a las de Alcalá de Henares.
La Feria de Brihuega tuvo su origen en torno a la festividad de San Pedro y San Pablo, algunos años después parece ser que se cambia de fecha y se lleva a la fiesta de Todos los Santos, esto fue en 1252, todo ello fue por un privilegio del rey Alfonso X El Sabio. Reinando Sancho IV El Bravo se sigue ocupando de Brihuega y en un documento de 1288 prohíbe se cobren impuestos a los comerciantes de Brihuega y Alcalá. Llego Fernando IV, y en 1305 publico un documento en el que se prohibía tajantemente que se celebraran ningunas otras ferias en Castilla, al tiempo que lo hacían las de Brihuega y Alcalá de Henares.
Las ferias constituían los grandes centros de intercambio comercial en la Europa y en España de la Edad Media, se trataba de mercados con carácter anual, celebrándose durante varios dias en ciudades y localidades importantes y estratégicamente situadas, coincidiendo con alguna festividad religiosa, alli podían realizarse operaciones comerciales al por mayor y detal, pudiéndose comprar y vender artículos que habitualmente no se encontraban en los mercados locales.
Por tal motivo las ferias atraían a gentes de diversas poblaciones lo cual constituían fuentes de riqueza donde se celebraban, además donde se celebraba la feria era origen de fiesta y diversión.
Durante los siglos XII Y XIII los reyes de Castilla y León fomentaron este tipo de ferias por todos sus reinos y principalmente en aquellas regiones necesitadas de población, (ya se hablaba de despoblación) porque se veía la necesidad de estimular el desarrollo de la actividad económica. La cel4ebracion de estas ferias y mercados podían facilitar las relaciones de estas gentes con las de otros territorios situados al norte del Sistema Central que por entonces constituían las tierras más ricas y pobladas del reino.
Las principales poblaciones del antiguo reino toledano que se beneficiaron de celebrar ferias con las mismas concesiones y privilegios fueron las de Alcalá de Henares y Brihuega. En el año 1215 Brihuega consiguió el permiso de los reyes castellanos y poder celebrar ferias y mercados, desde ese momento y durante la Edad Media en nuestro pueblo se celebraban dos ferias, una en el mes de junio coincidiendo con las festividades de San Juan y San Pedro, durando unos treinta días, la segunda se celebraba en noviembre, coincidiendo con la festividad de Todos los Santos, estas ferias contaban con la protección de la Corona, portando grandes beneficios e importantes rendimientos económicos tanto a la Hacienda Real como a los Arzobispos Toledanos, señores Alcalá y Brihuega.
Hasta bien entrado el siglo XIV el éxito económico de dichas ferias siguieron recibiendo la protección real de los monarcas castellanos frente a la competencia de otras que había ido surgiendo en lugares como Pareja, Almoguera, Fuentelaencina, Zorita y Guadalajara. En 1254 el Rey Alfonso X, el Sabio dirigió una carta a los consejos del reino para prohibir que nadie osara “volver la fer, nin de facer entuerto” en las ferias de Alcalá y Brihuega.
En 1924 Sancho IV de Castilla reitera la prohibición que existía de tomar en época de ferias “prendas” a los mercaderes por cualquier deuda que hubiesen contraído, respetando los privilegios más importantes que tenían las ferias de Alcalá y Brihuega. En el 1305 Fernando IV impidió que otras ferias cercanas, como las de Guadalajara cambiasen sus fechas de celebración con perjuicio para las de Brihuega, prohibiendo además se celebrasen un mes antes y después en aquella región que las briocenses y complutenses, pero la competencia se fue haciendo cada vez mayor a medida que avanzaban los años, en el año 1318 y de nuevo en 1334, el rey Alfonso XI, recordó la prohibición de celebrar ferias y ayuntamientos paralelos a las de dichas poblaciones hicieran mucho caso, a partir de entonces las ferias briocenses fueron perdiendo su auge y esplendor.
Con el paso de los años este tipo de ferias fue decayendo hasta mediados del siglo XX cuando empiezan a surgir de nuevo, pero ya como ferias de ganados, siendo en Brihuega para octubre, para la fiesta de San Rafael, 22, 23 y 24, la feria se montaba en las plazas de San Felipe, la de Herradores y El Coso, calle Ancha y Carretera.
El origen más reciente en los años 40 y 50 cuando comienza a haber toros en la villa organizando novilladas y festivales taurinos, en la Plaza del Coso han toreado “los hijos del Papa Negro” los hermanos Bienvenida, y los venezolanos hermanos Girón. En 1953 comenzaron a soltarse unas vacas por las calles, vacas que compraron en el Matadero de Madrid, soltándose en la calle de las Armas esquina con la calle Justo Hernández hasta la plaza del Coso, llego la crisis y ya ni ferias ni eventos taurinos, hasta que un año, Ramon Alcalde “EL Cascarilla” y Manolo Corral “El Guerrillero” junto con algunos más, se liaron la manta a la cabeza y comenzaron a cobrar y con lo que recaudaron compraron unos novillos y desde la plaza de toros La Muralla a la de Herradores comenzaron la suelta de toros, hasta hoy, lo que acurre que ahora aunque se sigue llamando de San Rafael, el Ayuntamiento decidió fueran el tercer fin de semana del mes de octubre.
Por Abelardo Mazo Arteaga