Ana María Schultes Rodés, maestra Zen y responsable de la Fundación Zendo Betania en Brihuega, nos ha dejado en el día de ayer.
El pasado día 31 se ha celebrado la Misa-Funeral en la iglesia de Santa María de la Peña, y en el cementerio de los Olmos de Llano se han depositado sus restos mortales, allí os convocamos y estaremos para rezar por ella y dar gracias por la gran labor que desde 1986 ha desarrollado en nuestra localidad.
Recordar de Ana María, que nació en Barcelona, en 1935, de padre alemán y madre española. A los veintitrés años ingresa en el instituto religioso, de origen holandés, denominado “Mujeres de Betania”. Se doctora en Filosofía y Letras con una tesis en torno a la pregunta “¿Por qué unos ven y otros miran y no ven?”.
Desde 1970 vive en San Blas, Madrid, alternando su labor como profesora de ecumenismo en el Instituto Superior de Pastoral de Madrid y otras facultades de teología, con la secretaría en una Asociación de Vecinos del barrio.
A partir de 1975 entra en contacto con el Zen y hace su primera sesión con el jesuita y maestro zen Hugo Enomiya-Lassalle. En 1979 va por vez primera al Japón, a Shinmeikutsu, al centro de Enomiya-Lassalle. Al final de su estancia éste la presenta a Yamada Koun Roshi. Continúa formándose con Yamada Koun Roshi, acudiendo periódicamente desde 1981 al Zendo de Kamakura. En septiembre de 1985 recibe en Kamakura el reconocimiento de Yamada Koun Roshi, como maestra zen, con el nombre de Kiun An (Ermita de la Nube Radiante). En 1994 es nombrada Jun-shike (maestra zen asociada) por su sucesor Kubota Jiun Roshi.
En 1986 funda con sus discípulos el centro zen “Zendo Betania” en Brihuega (Guadalajara). Allí residió desde entonces dando cursos de zen y en otras ciudades de la península y Baleares, así como en México.
Zendo Betania es un centro de espiritualidad que pretende, a través de la práctica del zazen, ayudar al ser humano al reencuentro con sus propias raíces profundas, en un clima de ecumenismo, de diálogo interreligioso y de respeto hacia todas las personas y creencias, y en armonía con la fe cristiana. En el espíritu de las Mujeres de Betania, de donde partió la Fundación Zendo Betania, se trata de promover el arte de “abrir los ojos a la realidad divina”, dando frutos concretos en la sociedad, inspirados por el Espíritu que impulsó a Jesucristo, con mentalidad universal y abiertos a los signos de los tiempos, en medio del mundo y con gran respeto por cada ser humano y a toda creencia religiosa. ¡Descanse en Paz ¡
Por Abelardo Mazo Arteaga







