El artista Antonio Pérez Pérez, natural de Sigüenza, ha fallecido este martes a los 90 años de edad. Desde la Diputación de Cuenca y la Fundación que lleva su nombre quieren trasladar su más sentido pésame por tan triste noticia destacando la grandeza como artista, pero, sobre todo, su calidad como persona. Su fallecimiento se ha producido tal y cómo él deseaba pues quería terminar sus días en Cuenca, la ciudad que le cautivó y a la que ha dedicado su vida, desde el año 1975, cuando fijó entre nosotros su residencia definitiva.
El presidente de la Diputación, Álvaro Martínez Chana, ha destacado que con Antonio Pérez la provincia pierde uno de los más destacados artistas y una persona que con su trabajo inagotable ha hecho florecer el arte y la cultura a través de la fundación que lleva su nombre en toda la provincia con sedes en la capital, Huete, San Clemente y su Sigüenza natal.
Nacido en Sigüenza, en 1934, fue desde bien joven testigo y protagonista de la explosión artística en nuestro país, bien desde su activo observatorio durante sus años de exilio en París, bien desde el corazón del movimiento cultural que floreció en Cuenca, y que convirtió a la ciudad en lugar de peregrinación, en templo y refugio de los artistas más importantes de las diversas vanguardias de nuestro país.
Hombre dedicado por entero a la cultura, destacó como editor, marchante y coleccionista, pero también como un activo divulgador. Después de muchos años de actividad, comparte por fin una de sus aficiones más creativas: su colección de objetos encontrados, cada uno de los cuales se convierte en un pequeño ensayo, en una lección de arte contemporáneo, mediante la relación intrínseca entre el mismo y un autor, una obra, de referencia.
Hombre de principios, y reconocida bohonomía, Antonio Pérez donó su importante colección para la constitución, en 1998, por parte de la Diputación Provincial de Cuenca, de la fundación que lleva su nombre, y que bajo su liderazgo, impulso y capacidad de diálogo y encuentro, es hoy en día un exponente único del encuentro entre la sociedad y el arte, entre el espacio y la imaginación, para convertirse en un referente mundial a la hora de hablar de gestión cultural de un espacio único.
Antonio Pérez no quiso descansar en su fundación, sino que trabajó hasta que sus fuerzas se lo permitieron, para engrandecerla atrayendo donaciones, colaboraciones y proyectos integradores en el campo de la edición, la pintura, la escultura, y la fotografía, pues para él, ninguna materia artística podía desligarse del genio creador de su autor, en todas sus posibles manifestaciones.
En estas horas tristes para todos nosotros, la Fundación Antonio Pérez y la Diputación Provincial de Cuenca recalcan su compromiso con la obra, la huella y el legado, profundamente humano, inmensamente creativo, de Antonio, como era su voluntad.
Descanse en paz.