Dos de las mentes más brillantes de Guadalajara, ambos médicos y escritores, Antonio Herrera Casado, cronista oficial de la provincia, y Javier Sanz Serrulla, seguntino y académico de número de la Real Academia Nacional de la Medicina, han indexado, en forma de fichas, organizadas por orden alfabético de apellidos, con índices finales de nombres y actividades, un centenar de biografías de personajes que, todos nacidos o relacionados con Guadalajara, desde el primer Renacimiento, hasta nuestros días, han destacado en alguna de las ramas de la Ciencia.
En este recientemente publicado ‘Diccionario histórico de autoridades científicas de la provincia de Guadalajara’ predominan los científicos relacionados con los temas biológicos (médicos, farmacéuticos, hidrólogos, botánicos…) seguidos por los puros de la física, la química y la matemática, a los que se añade una buena representación de los ingenieros, especialmente relacionados con la Aeronáutica y la creación de ingenios destinados a la navegación aérea.
Y, si todos ellos son importantes por una u otra razón, algunos como Huarte de San Juan, Casal, Creus y de Vega están en la vanguardia de la ciencia médica en España, y otros como los ingenieros Vives, Herrera, Ortiz de Echagüe y Barberán suponen un puntal capital de la aerostación hispana. “Es éste un trabajo que empezamos hace más de veinte años, y que creo se le debía a la provincia. Existía la necesidad, en el mundo de la historiografía, de rescatar biografías de personajes ilustres nacidos en Guadalajara o que dejaron aquí una parte importante de su saber y de su actividad investigadora, puesto que si otras facetas de nuestra tierra, como la etnológica o la turística sí están bien documentadas, no ocurría lo mismo con la científica”, señala Sanz Serrulla.
La publicación corresponde a la Diputación provincial, “que se ha esmerado en una edición de lujo, con tapas duras encuadernadas en tela” sigue Sanz.
Además de personajes históricos, también recoge el diccionario la biografía de otros pintorescos, que han ejercido su labor “en lugares de mucho silencio como la Serranía de Guadalajara”, señala el seguntino, orgulloso también de arrojar luz sobre historias que corrían serio peligro de caer en el olvido.
Entre todos ellos, Sanz destaca la figura de Emilio Herrera Linares (Granada, 1879-Ginebra, 1967) “un ejemplo emocionante de hasta dónde puede llegar la dignidad humana”. Herrera Linares fue un aviador, nacido en Granada, de familia de la burguesía acomodada, formado en la Escuela de Ingeniería de Guadalajara. Cuando llegó la proclamación de la II República, y aun siendo amigo personal de Alfonso XIII, se mantuvo fiel al gobierno legítimo. Sufrió, tras la Guerra Civil, el exilio, y acabó viviendo, modestamente, en un pisito de París, de las patentes de algunos de sus más sobresalientes inventos. Fue allí donde recibió una carta de agradecimiento de Neil Armstrong, reconociendo que, sin sus ideas, nunca hubiera sido posible el diseño del traje de astronauta que permitió al hombre llegar a La Luna en 1969.
Y también destaca la de José Ortiz Echagüe (Guadalajara, 1886 – Madrid, 1980). “Cuando algunos han pasado a la historia sólo por su actividad fotográfica, como bien podría haberlo hecho Ortiz Echagüe, para él, ésta fue sólo su segunda actividad”, señala Sanz. José Ortiz Echagüe fue un ingeniero militar, piloto y fotógrafo español. En su faceta profesional destacó como empresario, al frente de dos grandes compañías: Construcciones Aeronáuticas S.A. (C.A.S.A.) y más tarde, la primera industria española de fabricación de automóviles en cadena, SEAT. Al mismo tiempo, desarrolló un intenso trabajo fotográfico centrado en la documentación de la cultura, el paisaje y la arquitectura españolas, que le ha valido el reconocimiento como uno de los autores clave en la historia de la fotografía nacional. Está considerado uno de los grandes fotógrafos del siglo XX. Su legado, compuesto por más de 1.000 fotografías, permanece íntegro en el Museo Universidad de Navarra.
Por supuesto, también hay personajes y científicos que nacieron o ejercieron su profesión en Sigüenza, como Pedro Sánchez Ciruelo, matemático y catedrático de Filosofía en la Universidad de Sigüenza, o los médicos, Juan del Castillo, Antonio Álvaro Ballano o Antonio Pérez Escobar. “Sigüenza, históricamente, siempre ha sido un núcleo cultural insustituible”, termina Sanz.
“Como hemos comentado en muchas ocasiones, para Sigüenza es un lujo contar con un académico de número de la Real Academia Nacional de la Medicina, que nunca olvida a su provincia, ni, por supuesto, a la ciudad en la que nació”, valora Ana Blasco, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Sigüenza.
No en vano, este próximo viernes, Sanz va a recibir la distinción de la Fundación Siglo Futuro, acto inicialmente previsto para junio pasado y que se aplazó por motivo de la pandemia. Desde 1995, la Fundación Siglo Futuro nomina a personalidades, instituciones o artistas por su labor, desempeñada a lo largo del año, y les entrega los premios que llevan su nombre.
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