La lluvia no pudo con las ganas, la ilusión y el trabajo de las cerca de 50 personas que componen y hacen posible la Pasión Viviente de Trillo. Dadas las previsiones meteorológicas, el equipo que pone voz y vida al Vía Crucis del Viernes Santo trillano diseñó un Plan B con el objetivo de no tener que suspender la representación religiosa. Así, tras la celebración de los Juicios contra Jesús, que suelen desarrollarse en el altar de la iglesia, éste y el coro de la parroquia acogieron también el afamado Vía Crucis ante la mirada y expectación de cientos de personas, que tampoco quisieron perderse esta 24º edición de la Pasión Viviente de Trillo.
No fue el único Plan B que se puso en práctica en esta edición de la representación del camino hasta el calvario, y es que el papel de Jesucristo, que ha encarnado durante los dos últimos años Pablo Sartorius, tuvo que ser asumido por un nuevo actor, Emilio Lobera Rodríguez, a última hora, tan sólo unos días antes de la celebración de la Pasión Viviente, debido a un imprevisto familiar que llevó al actor principal a su país de origen, Argentina. No obstante, y a pesar del poco tiempo de que dispuso Lobera para ensayar su importante papel, lo cierto es que el joven consiguió arrancar el largo aplauso final del público tras una gran actuación. Concluyó así, un año más de forma exitosa, una Pasión Viviente que volvió a poner de manifiesto el buen saber hacer del equipo de personas que lo forman, todos vecinos de Trillo y sus pedanías, que a pesar de las vicisitudes y complicaciones bordaron un año más sus papeles, conmoviendo y emocionando al público trillano, que no se levantó de sus asientos hasta el término de la representación.
Tampoco evitó la lluvia otra tradición de la Semana Santa, en este caso gastronómica. Y es que las torrijas, las rosquillas y el zurracapote dieron por finalizado un año más el Vía Crucis, ya en la plaza Mayor y entre paraguas, para disfrute de todos los que asistieron a la degustación.
El mal tiempo, sobre todo en las jornadas del Jueves y Viernes Santo, por tanto, sí enturbió el desarrollo de algunos actos religiosos –pues hubo varias imágenes que no pudieron ser sacadas de sus capillas y, por ejemplo, tuvo que suspenderse la procesión del Santo Entierro del Viernes Santo por la noche-, aunque no logró vencer a la Semana Santa trillana, que se desarrolló con muy buen balance de público en todos los actos programados.
Destacan entre ellos el concierto de Música Religiosa que de forma exquisita interpretó la Camerata Nova Lutum, con Raúl Peinado como concertino director y Alicia Maroto y Gloria González como contralto y soprano, respectivamente. Cada una de las notas de las piezas que se fueron sucediendo invitaban al recogimiento, la reflexión, la calma y la fe cristianas, como preludio de los días santos.
También gozó de una alta asistencia de público la exposición de pintura Tiempo de Recuerdos, que se inauguró en la Casa de la Cultura en la tarde del Miércoles Santo. El propio autor, José Luis Sotillo, procedente de Saelices de la Sal, charló y explicó su obra in situ, en la que predominan los óleos y acuarelas de paisajes de la provincia de Guadalajara y el Madrid de los Austrias, entre escenas más intimistas y algunos trabajos con mensaje religioso.
Cerrando los actos culturales y lúdicos de la Semana Santa, cabe subrayar también el Homenaje a Paco de Lucía que acogió la Casa de la Cultura en la tarde noche del Sábado Santo. La guitarra principal, maravillosamente acariciada por Alejandro Torres Cantón, El Niño de la Era, interpretó numerosas piezas del enorme guitarrista español fallecido en 2014. Acompañado por las voces de su propio padre, el cantaor Alejandro Torres Fernández, y la cantaora Pilar Cano, todos manchegos, guió un espectáculo flamenco muy enriquecido por los números que marcaron los bailaores madrileños Marta y Pedro. Sevillanas, tangos, cañas, farrucas, colombianas, tanguillos e incluso una saeta, magníficamente resuelta por la cantaora de Tomelloso, se fueron sucediendo en un espectáculo que alcanzó su culmen con la famosa Entre dos aguas, que arrancó los aplausos de un salón de actos de la Casa de la Cultura lleno, con personas incluso de pie, ubicadas por los pasillos laterales, siguiendo la cálida actuación y pidiendo un tema más antes de terminar.
La Procesión del Encuentro, el momento más esperado en el mundo cristiano, sí pudo salir a pesar del mal tiempo, ya que la lluvia dio tregua durante toda la jornada del Domingo de Resurrección. Las imágenes del Jesús Resucitado y la Virgen de la Inmaculada volvieron a reencontrarse en la Tajonada bajo el acompañamiento y la mirada de los fieles trillanos, dando por terminada una Semana Santa más.
La concejala de Festejos en el Ayuntamiento de Trillo, Marta Pérez, espera que las actividades programadas hayan sido del gusto de los trillanos y trillanas. “Seleccionamos los espectáculos y actuaciones pensando en nuestros vecinos, en que sean eventos de calidad que puedan gustar al máximo público posible”. “Más allá de eso”, añade la edil, “la Semana Santa es un tiempo que se vive de manera muy especial en nuestro pueblo, son días de mucha tradición y nostalgia, y Trillo se llena de gente para disfrutarlos en compañía de la familia y los amigos, y, contra eso, ni el mal tiempo ni la lluvia puede luchar”.
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