Dentro del ciclo “Espacios para la música. Un diálogo entre la música, la arquitectura, la fe y la historia”, organizado por la Fundación Siglo Futuro y el Colegio de Arquitectos de Guadalajara, con la colaboración del Ayuntamiento de Guadalajara la capilla de oratorio de las Religiosas Adoratrices de Guadalajara, acogió ayer tarde un magnífico concierto de música antigua del grupo Hespérides, de Navarra.
La alcaldesa de Guadalajara, Ana Guarinos, acompañada por el primer teniente de alcalde y concejal de Cultura, Javier Toquero, y otros miembros de la Corporación, ha asistido a este concierto, que completaba todo su aforo, donde de manera previa el arquitecto y ex presidente de la demarcación guadalajareña del COACM, José Antonio Herce, impartió una pequeña conferencia en la que habló del legado del arquitecto, Ricardo Velázquez Bosco, del que se cumplió el pasado año el centenario de su fallecimiento.
Herce ha destacado la importancia arquitectónica del complejo de Adoratrices, que María de la Soledad Micaela Desmaissiéres encargó a Velázquez Bosco en 1882, que también acogió el primer concierto de este ciclo hace ya cinco años y en otras dos ocasiones, “obra que es uno de sus más ambiciosos proyectos, que costó tres millones de pesetas de los de entonces, que en comparación diez veces más de lo que costó el palacio de la Diputación, y que tardó años en culminarse”.
Herce invitaba a todos “a sentir a través de la música lo que este espacio arquitectónico transmite, donde se pone de manifiesto que Velázquez Bosco era un magnífico gestor de oficios, trabajaba con los grandes ceramistas, como Zuloaga, vidrieras con Maumejean, grandes esculturas…”
Junto a las singularidades del legado de Velázquez Bosco y del complejo del colegio, el arquitecto Herce puso en valor la labor de conservación de este patrimonio histórico gracias a las hermanas Adoratrices, con mención a la superiora, Carmen Muñoz, quien en breve cambiará de destino, “qué asignatura pendiente tenemos en este país con la cultura del mantenimiento y cuánto sentido común hay en mantener las cosas”, apostillaba Herce.
Tras los apuntes históricos, llegó el concierto de las Hespérides de Navarra, con un sorprendente viaje por la música vocal e instrumental europea desde la antigüedad hasta el barroco, con Zuberoa Aznárez, Gloria Aleza y Edurne Aizpún, que se presentaban inspiradas en las ninfas griegas, acompañadas en esta ocasión por la voz María Echevarría.
Las Hespérides crearon un ambiente mágico en el pequeño oratorio de Velázquez Bosco, con instrumentos que evocaban la antigüedad como el arpa celta, viola de rueda, flauta de pico, viella y rabel.
Un magnífico concierto que creó ese diálogo propuesto entre música, fe y arquitectura que recibió un largo aplauso del público.