El Ayuntamiento de Sigüenza ha convocado las I Jornadas de Cine y Patrimonio, articuladas en torno a una mesa redonda de cuatro magníficos ponentes.
Se encargó de presentarlas Ana Blasco, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Sigüenza. El propósito de estas I Jornadas era doble. Por un lado han querido reivindicar los lugares en los que se vio cine en Sigüenza y también todos aquellos de la ciudad, y en general de la comarca, que un día prestaron su majestuosidad al séptimo arte. Pero, además, las Jornadas también tenían el propósito de poner sobre el tapete la relación entre cine y educación, “lamentablemente aún no suficientemente desarrollada en España”, afirma Blasco, desde su condición de docente, y de la importancia que tiene el cine como legado de nuestro patrimonio.
La sesión comenzó con la proyección de imágenes en blanco y negro del Fondo Camarillo, y también del NODO, grabadas en Sigüenza, y continuó con la mesa redonda. Luis Moser-Rotchschild y Fernando Lara subrayaron las posibilidades inmensas que tiene la relación entre el cine y las aulas. Los seguntinos Javier Sanz y Juan Carlos García Muela hablaron sobre la historia del cine en Sigüenza. Todos ellos tenían en común la docencia, su condición de escritores e investigadores, y su rigor documental, además de una intensa actividad cultural y participación en conferencias y dialécticas expositivas.
Luis Moser-RotchSchild, doctor en Ciencias de la Información, destacó que una de las formas de expresión más popular del Arte y la Cultura es el cine. “Además de industria y entretenimiento, es una manifestación de cultura para la educación de nuestros estudiantes. Hoy en día es evidente que tiene más importancia lo que los jóvenes ven en sus móviles, tabletas, ordenadores, televisores y salas de cine que otras manifestaciones culturales. Vivimos en una era audiovisual, con sus propios códigos, que nuestros estudiantes deberían conocer para entender y apreciar mejor lo que ven. En Francia, los alumnos participan en programas de educación y cine, disfrutan de sesiones cinematográficas, dentro del horario escolar, y acuden a charlas con los profesionales del cine”, propuso el ponente como ejemplo a seguir en España.
Fernando Lara, periodista, crítico cinematográfico y director de varias editoriales de revistas, es también el director de la Semana de Cine de Valladolid y forma parte de jurados internacionales de cine, entre ellos el de Berlin, Cannes, Bruselas o Florencia, además del director general del instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales. Lara, en su conferencia, aunó tres vectores fundamentales del cine como hecho humanístico, que son el propio cine, la memoria y el patrimonio, con la educación como elemento de enlace entre todos ellos. “Defiendo que la educación audiovisual se integre dentro de los diversos niveles de enseñanza de nuestro país, algo que venimos reclamando desde hace muchos años y en lo que ha insistido mucho la Academia de Cine, y que esperamos que alguna vez se cumpla”, señaló.
Juan Carlos García Muela, alcalde emérito de la ciudad del Doncel, recordó la historia de los edificios que han sido cines en Sigüenza, comenzando por el Liceo, donde se contrataron tiples, sopranos, director de escena, pianistas. Contaba, el lugar, con funciones semanales. Fue allí cuando, en octubre de 1898, tenía lugar la primera proyección cinematográfica en Sigüenza, del Cinematógrafo Lumiere. Fue durante las ferias, y generó controversia, por la falta de intensidad lumínica. En noviembre 1898, el Liceo suspendió las funciones de teatro, mientras que el 6 de octubre de 1900 se produce el hundimiento del lado oeste. Entre los escombros, sillería, decorados, escenario, sala de descanso, aunque según relató con gracia García Muela, la prensa de la época recalcó más que “los cascotes sepultaron dos carros de vino”.
En segundo lugar, se refirió, García Muela, al Teatro Martínez Conde-Recreo Seguntino. Un edificio de 1888 que fue teatro, sala de comedias, zarzuela y varietés, y también de proyección de películas. Estuvo ubicado en un barracón en La Alameda, y vinculado a una sociedad formada por seguntinos y veraneantes. En agosto de 1907 no hubo fiestas, y, gracias al Teatro Calderón y Recreo Seguntino hubo funciones de cine, zarzuelas y obras de teatro todos los días. García Muela recordó también alguna anécdota sobre el edificio. En septiembre de 1907 se terminaron las entradas para ver la obra de ‘La Trapera’. El público arrolló al encargado de la puerta”, recordó.
García Muela se refirió también al edificio actual de El Pósito. En 1916, Matías de Grandes Merino, al frente de una comunidad de vecinos, solicitó un terreno para la construcción de otro teatro. Francisco Trigo, solicitó espacio en el Corralón del Hospicio para el mismo fin. Pero no se consiguió dinero suficiente. Melquiades Santa Cruz, Tomás Relaño y dos munícipes de la Corporación solicitaron el cambio de este proyecto al Pósito. El ayuntamiento autorizó la obra a finales de 1916. Los trabajos comenzarían en febrero de 1917, y un mes más tarde ya estaban adquiridas las butacas. Se inauguró el 28 de julio de 1917, con una ovación cerrada para don Melquiades y don Tomás. El 22 de octubre de 1917 se iniciaron las proyecciones cinematográficas. En el año 2004, el obispado por medio de don José Sánchez y el entonces alcalde de Sigüenza, Francisco Domingo, firmaron el convenio de cesión del Pósito al Ayuntamiento.
Y terminó hablando sobre el Cine Capitol, inaugurado el 30 de octubre de 1928. Francisco López Martínez decoró el vestíbulo. Las butacas estaban revestidas de terciopelo rojo y las cortinas estaban accionadas mecánicamente.
En el año 1971, durante el rodaje de ‘Las Troyanas’, película de Michael Cacoyannis en cuyo reparto estaban Katharine Hepburn, Irene Papas, o Vanessa Redgrave, que se alojaron en Sigüenza, las escenas rodadas en la comarca se proyectaron en El Capitol.
El 8 de junio de 2001 se produjo la cesión de derechos de explotación a la Fundación Ciudad de Sigüenza y Asociación Sociocultural Sigüenza.
Y precisamente sobre sus recuerdos sobre el Capitol habló Javier Sanz. “Esta ciudad tenía, y tiene, muchos puntos que te hacen ser afortunado. El cine fue uno de ellos. En mis tiempos, existió el Capitol, con el mismo nombre que el de la Gran Vía de la capital. ¡Qué más podíamos pedir!”, señaló el académico de número de la Real Academia Nacional de Medicina. Sanz recordó que la mayoría de sus compañeros de colegio descubrieron el cine cuando vinieron a Sigüenza pues tan solo habían oído hablar de este prodigio, pero no habían asistido ni a la liturgia ni a la proyección, ni a la historia, ni, en definitiva, al descubrimiento de que, en realidad, la vida comenzaba detrás de la pantalla. “’Abuelo, cuéntame cuando ibas a ese cine’, espero que me pida un día un mi nieto. Sólo así podrá imaginar que ese enorme cubo vacío de hormigón repeinado con unas tejas pelirrojas tuvo muchos sueños de muchas vidas y que el abuelo se escapó a Madrid por detrás de la pantalla”, terminó.
Correspondió cerrar las jornadas a Ana Blasco. Lo hizo recordando algunas de las películas que se han rodado en Sigüenza y en la Sierra Norte de Guadalajara, más de veinte, entre las que destacan ‘El médico a palos’ (1926, dirigida por Sabino Antonio Micón), la citada ‘Las Troyanas’ (1971), ‘El viaje a ninguna parte’ (1986, de Fernando Fernán Gómez, ‘Cristóbal Colón’ (1992, dirigida por John Glenn), ‘La Pasión Turca’ (1994, de Vicente Aranda) o ‘Juana La Loca’, (2001, Vicente Aranda).
A lo largo del verano, se van a ir proyectando algunas de estas películas en el patio exterior de El Pósito, como parte de la iniciativa La Cultura en las calles de Sigüenza.
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