La Sociedad Española de Biología de la Conservación de Plantas (SEBiCoP), la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), la Plataforma Ecologista y la asamblea Fotovoltaicas Así No, brindan la oportunidad de conocer mejor los paisajes y la flora alcarreña, organizando el sábado 21 de junio una salida botánica a la Alcarria con el objetivo de valorar y conocer el paisaje alcarreño y su flora más representativa.
De la mano de expertos conocedores de la flora alcarreña -miembros de SEBiCoP (Sociedad Española de Biología de Conservación de Plantas)-, esta actividad mostrará la riqueza florística de la comarca alcarreña entre el Tajuña y el Tajo. Posteriormente se visitará el perímetro de la macroplanta fotovoltaica de Budia y se analizará el impacto sobre la flora y vegetación y se incidirá en la perdida de conectividad ecológica que provocan estas infraestructuras que ocupan mucha superficie y no se garantiza el correcto funcionamiento de los corredores naturales. En este caso concreto entre el interfluvio Tajo – Tajuña y la Cañada Soriana Oriental.
Por otro lado la mayoría de los ciudadanos vivimos en una sociedad tan urbanita y estresada que hemos perdido la capacidad de conocer desde la infancia nuestro entorno, sus valores naturales reflejados en la flora y fauna que nos rodea y que en muchos casos está en riesgo de desaparecer por la caótica industrialización del mundo rural que se nos impone bajo el mantra de la necesidad de un desarrollo ilimitado.
Al conocimiento del entorno alcarreño se une la posibilidad de estudiar el impacto sobre el paisaje y sobre la flora de los grandes polígonos fotovoltaicos que se han instalado en la Alcarria Alta y en concreto en el entorno del polígono fotovoltaico de SOLARIA denominado Budia Norte, que se une, en una extensión cercana a las 1.000 hectáreas, con los polígonos fotovoltaicos de Repsol Trillo 1 y Trillo 3.
Cada vez más ciudadanos son conscientes de la ventaja de vivir en un entorno rural. Es necesario reivindicar los entornos rurales por la belleza de sus paisajes, por la posibilidad de disfrutar de la fauna/avifauna en la vida cotidiana, por unas relaciones habituales con nuestros vecinos y familiares, en definitiva por una vida diaria de mayor calidad que la que nos ofrecen las grandes urbes cada vez más despersonalizadas y alejadas de la naturaleza.