El festival Ke Kaña, organizado por la Asociación Cultural Super 8, decidía pasar de uno a dos días de conciertos, además de incorporar nuevas actividades, con motivo de su décimo aniversario. La apuesta era arriesgada; pero la respuesta de Guadalajara fue unánime: el espíritu ‘Ke Kaña’ sigue más vivo que nunca a pesar de que ya ha pasado más de una década desde que aquel grupo de amigos que se creó al calor de los conciertos y la música en el mítico bar Ke Kaña de fondo, decidiera llevar aquella esencia a un festival. Una iniciativa que ha vuelto a convertir a la capital alcarreña en epicentro de la cultura alternativa durante el pasado fin de semana, confirmando un éxito rotundo y las ganas de la ciudad de música en directo.
Las actividades previas ya hacían presagiar la buena acogida de la décima edición del Festival Ke Kaña. El concierto infantil del Capitán Corchea, estrenando la nueva actividad Ke Kañijos, colgó el ‘no hay entradas’ y recogió decenas de juguetes y material escolar en colaboración con la Asociación Vasija; la fiesta de presentación en el Bar Metrópolis calentó motores de la mano de C. Brasco, integrante de Super 8 y mitad de Superframe; y la gran acogida del visionado del documental ‘La importancia de ‘La importancia de llamarse Ernesto y la gilipollez de llamarse Eric’ y posterior charla con su director, César Martínez Herrada, todo organizado junto con el Cineclub Alcarreño, vaticinaban un gran fin de semana.
El viernes 17, el Espacio Tyce abría sus puertas a las 21 horas, inaugurando la sala de exposiciones en la zona del KeKañaEsCultura, con las espectaculares obras de DLoio, Carolina Rastrilla, Dani Martínez, Atalanta Arés, Photogronard y Laura Yubero. En hora aparecieron los impecables Colectivo Shumareli, la banda local ganadora del Festival Villa de Bilbao y que se reunía tras un año de parón sobre las tablas del Tyce. Los desenfadados Cometa calentaban el ambiente para que el inclasificable Barry B, que volvía por segunda vez en el Ke Kaña, tras tocar en la primera edición con su primera banda, The Girondines, acabase en todo lo alto. Y aún quedaba una de las sorpresas de la noche: que el punk, el anime de los ochenta y los ritmos mecánicos de Sistema de Entretenimiento, que no dejaron decaer el ambiente. El broche de oro lo puso Mechudo, quienes a pesar de jugar en casa no hicieron concesiones.
Las actividades del sábado 18, el día grande, empezaban pronto: a las 13 el público llenaba la Discotaberna de Bardales para escuchar cómo Juan Cruz Pascual (organizador del Palencia Sonora) Javier Ajenjo (ideólogo del Sonorama Ribera), César Gallego (a los mandos del Alcalá Suena), y David Sánchez Condado (más conocido como ‘Triki’ y ‘alma mater’ del Ke Kaña y de la Asociación Cultural Super 8) contaban cómo está el pasado, presente y futuro del panorama de los festivales en la charla KeKañaTalks, además de alguna anécdota personal que hicieron las delicias del público. Tras la charla, y en colaboración con la agrupación Sounds From The Deep, el concierto en el Tell Mama de The FreeTangas trasladó la música al centro de la ciudad, alargándose después hasta bien entrada la tarde con Dj Panalero, de nuevo en la Discotaberna.
A partir de las 19.00 era turno de volver a la base de operaciones principal del Ke Kaña: el Espacio Tyce. Antes de las 20 horas, en el escenario del KeKañaEsCultura, el sonido íntimo de Itziar Gregorio llenaba la sala. Justo después, los veteranos Alice’s Cream no se dejaron nada en el tintero inaugurando el escenario principal, para dar paso de nuevo en el escenario de las exposiciones a la performance sin etiquetas de Trankitenso, la Santa Mari y Renkore, que unieron música, rap y teatro en su puesta en escena.
De vuelta al escenario principal, Pinpilinpussies mostraron su oscuridad, rabia y energía. A eso de las 23 horas, el concierto más esperado de la noche: con más de tres décadas sobre los escenarios y siendo referente e historia de la música independiente nacional, Lagartija Nick tocaba algunas de sus más míticas canciones como ‘Nuevo Harlem’ o ‘Ciudad sin sueño’ en un concierto impecable. Tras ellos, Anabel Lee llegaba con su particular estilo para seguir caldeando el ambiente hasta la llegada del electropunk en gallego de Grande Amore. Para cerrar, el dúo Superframe pincharon canciones míticas para poner el broche de oro a una espectacular y memorable décima edición, que reunía a más de medio millar de personas en el Espacio Tyce.
Y todo regado con Cerveza Arriaca, la marca que casi desde el principio ha acompañado el crecimiento del festival y de la Asociación Cultural Super 8, compartiendo ese ‘espíritu ke kaña’, que aúna la pasión por la cultura y el amor hacia la tierra, creando el maridaje perfecto. Además, este año se sumaban también las compañías Agua NEA y la Bodega Algo de Pioz, además de potenciarse la colaboración del Ayuntamiento de Guadalajara.
“Esta décima edición es la demostración de que hay formas diferentes de hacer las cosas y que el esfuerzo de todos estos años se traduce en la respuesta de una ciudad que tiene ganas de cultura alternativa”, señala David Sánchez Condado, Triki, presidente de la Asociación cultural Super 8, una agrupación sin ánimo de lucro que gestiona y organiza cada año el festival que durante esta década ha traído a grupos como Carolina Durante, Novedades Carminha, Camellos o Havalina, entre otros. “Y nuestro objetivo es seguir convirtiendo durante nuestro fin de semana a Guadalajara en referente cultural”, apostilla.