BASF se está marcando objetivos aún más ambiciosos en su camino hacia la neutralidad climática y quiere alcanzar la meta de cero emisiones netas para 2050. Basándose en los últimos avances en el desarrollo de tecnologías de bajas emisiones y libres de CO2, la empresa está elevando notablemente su objetivo a medio plazo de 2030 para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero: BASF quiere reducir sus emisiones de estos gases en todo el mundo en un 25 % en comparación con 2018, y esto a pesar del crecimiento planificado y la construcción de un gran centro Verbund en el sur de China. Si se excluyen los efectos del crecimiento planificado, esto implica recortar a la mitad las emisiones de CO2 en las actividades actuales para el final de esta década. En conjunto, BASF proyecta invertir hasta 1000 millones de euros para 2025 a fin de alcanzar su nuevo objetivo climático, y entre 2000 y 3000 millones adicionales para 2030.
En 2018, las emisiones mundiales del Grupo BASF ascendieron a 21,9 millones de toneladas métricas de equivalente de CO2. En 1990, esta cifra era aproximadamente el doble de alta. La nueva meta de emisiones para 2030 representa una reducción de casi el 60 % en comparación con los niveles de 1990 y supera el objetivo de -55 % de la Unión Europea. «Los nuevos objetivos climáticos reflejan nuestra determinación y el compromiso de BASF con el Acuerdo de París. El cambio climático constituye el mayor reto del siglo XXI. En consecuencia, debemos adaptar nuestros procesos y nuestra cartera de productos. Tenemos que acelerar ya esta transformación. Primero debemos centrarnos en los pasos iniciales de este camino, no en los últimos. Por ello, BASF incrementará su uso de energías renovables. Y aceleraremos el desarrollo y la aplicación de nuevos procesos libres de CO2 para la producción de sustancias químicas. Con transparencia y propuestas para reducir sistemática y progresivamente la huella de carbono de los productos BASF en toda la cadena de valor, ayudamos a nuestros clientes en todos los sectores a reducir la huella de carbono de sus propios productos», comentó Martin Brudermüller, presidente del Consejo de Administración de BASF SE.
BASF reemplazará los combustibles fósiles con nuevas tecnologías
En el centro de la transición a largo plazo hacia cero emisiones netas de CO2 para 2050 se encuentra el uso de nuevas tecnologías, que reemplazarán a los combustibles fósiles —como el gas natural— con electricidad procedente de fuentes renovables. La mayoría de estas tecnologías están siendo impulsadas por BASF en colaboración con sus socios y se encuentran actualmente en una fase piloto. La implementación a gran escala de estas tecnologías solo será plenamente factible después de 2030. A fin de acelerar la reducción de las emisiones de CO2 antes de esa fecha, BASF continúa aplicando sistemáticamente procesos de mejora continua en las plantas de producción actuales. Además, la empresa cambiará progresivamente a fuentes renovables para satisfacer sus necesidades de electricidad y prevé invertir en parques eólicos para facilitar este cambio.
Una de las nuevas tecnologías más importantes que BASF está desarrollando actualmente son los craqueadores de vapor calentados eléctricamente para la producción de sustancias químicas básicas como etileno, propileno y butadieno. Estas sustancias son los bloques constituyentes de numerosas cadenas de valor y son esenciales para la producción química. El hidrógeno es otra materia prima importante para muchos procesos de producción química. A fin de alcanzar una producción de hidrógeno libre de CO2, BASF está investigando paralelamente dos procesos: la electrólisis de agua disponible comercialmente y la pirólisis de metano, para la cual ha desarrollado una nueva tecnología de proceso. Otro recurso importante para aumentar la eficiencia energética es el uso de bombas de calor eléctricas para producir vapor sin CO2 a partir del calor residual. La meta de BASF es colaborar con Siemens Energy para llevar esta tecnología a una escala industrial y emplearla para la recuperación de calor residual en centros enteros.
BASF prevé que este cambio a procesos de producción climáticamente neutros conllevará un brusco aumento de la demanda de electricidad en los principales centros del Grupo, incluido el mayor centro de producción en Ludwigshafen, en la próxima década. A partir de 2035 aproximadamente, la demanda de electricidad del Grupo será previsiblemente unas tres veces mayor que en la actualidad.«Esto requerirá inversiones para el desarrollo y la construcción de nuevas plantas de producción. Un requisito para la transformación de la producción química es la disponibilidad fiable de grandes cantidades de electricidad renovable a precios competitivos. Por el momento, esto no ocurre en Alemania. Por tanto, BASF proyecta invertir en instalaciones de generación de energía renovable para satisfacer su propia demanda. Las condiciones marco a nivel normativo son asimismo esenciales para que esta transformación sea económicamente viable», añadió Brudermüller.
BASF trabaja en múltiples proyectos estrella
Además de las inversiones proyectadas en energías renovables, BASF está desarrollando una serie de proyectos estrella específicos:
- Junto con SABIC y Linde, BASF está trabajando en la creación de un horno piloto para el primer craqueador de vapor calentado eléctricamente del mundo. En comparación con los craqueadores convencionales, permitirá una producción de sustancias químicas básicas prácticamente libre de CO2. Si se concede la financiación necesaria, la puesta en marcha de la planta piloto comenzará ya en 2023.
- BASF está desarrollando una tecnología de pirólisis de metano para la producción de hidrógeno a partir de gas natural sin emisiones de CO2. La pirólisis de metano requiere aproximadamente una quinta parte de la energía eléctrica utilizada en otros procesos de producción de hidrógeno de bajas emisiones. Se ha construido un reactor piloto en Ludwigshafen que ya se encuentra en la fase de puesta en marcha. Este proyecto ha recibido financiación del Ministerio de Educación e Investigación de la República Federal de Alemania.
- En colaboración con Siemens Energy, BASF está investigando varias posibilidades para la construcción de un sistema de electrólisis de agua con PEM (membrana de intercambio de protones) con una capacidad de 50 MW para la producción de hidrógeno a partir de agua y electricidad sin emisiones de CO2 en el centro de Ludwigshafen. Este hidrógeno libre de CO2 se emplearía principalmente como materia prima en el centro Verbund, pero también en cierta medida para apoyar el lanzamiento del mercado de la movilidad sostenible en la región metropolitana de Rhine-Neckar.
- En la sede de Amberes, BASF planea invertir en uno de los mayores proyectos de captura y almacenamiento de carbono (CCS) en el Mar del Norte. Este proyecto de cooperación con los socios del consorcio Antwerp@C permitiría evitar la emisión de más de un millón de toneladas métricas de CO2 al año en la producción de sustancias químicas básicas. La decisión final sobre la inversión está prevista para 2022.
La competitividad debe mantenerse
BASF se ha marcado un objetivo ambicioso de neutralidad climática para 2050 porque está convencido de su necesidad estratégica a largo plazo así como de su viabilidad técnica. No obstante, la mayoría de las nuevas tecnologías aún no son competitivas en las condiciones marco actuales. Sustituir los actuales procesos de producción de alta eficiencia con nuevas plantas es extraordinariamente costoso, y BASF está tratando de obtener financiación de programas nacionales y europeos como PIICE (Proyectos importantes de interés común europeo).
«Estamos convencidos de que, en última instancia, todos los actores involucrados trabajarán juntos para que esta trasformación única en el siglo sea económicamente factible. Esto implica también que los consumidores acepten precios más elevados para los productos libres de CO2 en toda la cadena de valor a fin de compensar los mayores costes operativos y las inversiones adicionales. Para ello, necesitamos una nueva cooperación entre la industria y los legisladores que conduzca a normativas positivas orientadas a resultados y preserve nuestra competitividad internacional», concluyó Brudermüller.