El casco histórico de la ciudad se encuentra “en un momento de desahucio por la inacción del gobierno de Ana Guarinos”.
El viceportavoz socialista en el Ayuntamiento de Guadalajara, Ignacio de la Iglesia, ha denunciado esta mañana, en una atención a medios, la situación en la que se encuentra el casco histórico de la ciudad, que ha resumido en tres cuestiones clave.
La primera de ellas, la “mala gestión “de las obras de las plazas Prim y San Esteban, que si hubieran comenzado el pasado 1 de octubre, tal y como las dejó programadas Alberto Rojo, “en estos momentos estarían a punto de finalizar, y no que, ahora, están empantanadas; y la temporada de terrazas, atacada y acabada, con el claro perjuicio a la hostelería de la zona; porque, según las previsiones, estas obras no van a terminar antes de septiembre”, ha expuesto De la Iglesia.
En opinión del viceportavoz socialista, “ésta es otra muestra más de Guarinos de querer retrasar todas las obras gestionadas o iniciadas durante el mandato de Alberto Rojo; con el único interés partidista de que la gente las desligue del anterior gobierno con el paso del tiempo”.
“Escasa o nula información de la Zona de Bajas Emisiones”
La segunda cuestión que ha evidenciado el concejal socialista es “la escasez o nula información de la Zona de Bajas Emisiones. Si preguntamos a la gente en la calle, el resultado es que desconocen quién puede acceder a la ZBE; qué vehículos pueden entrar, y qué gestiones tienen que acceder para obtener los permisos provisionales de entrada a este espacio, ya sea por visita o para las personas que trabajen en el casco”.
“Sin actividad, ni programación cultural en el casco”
Por último, el viceportavoz socialista se ha referido a un hecho evidente, que es “la escasa programación festiva y cultural en el casco histórico; ya lo hemos vivido en Halloween; después, en Navidad; ha desaparecido Primavera Encuentada y no sabemos si tendrá lugar el programa Guadalajara Vive en sus Plazas”
Esta falta de actividad, ha concluido De la Iglesia, “deja sin vida a nuestro casco y sin ayuda a los comercios y a la hostelería. Alberto Rojo lo tenía muy claro, quería una ciudad llena de vida en las calles y vemos que de nuevo vuelven los grises a nuestra ciudad”.