Este próximo sábado, llega a Sigüenza la obra ‘El último que apague la luz’, una obra interpretada por Emma Ozores y Rubén Torres, escrita por Antonio Ozores.
La obra se podrá ver, en dos sesiones, en el Auditorio de El Pósito, una a partir de las 19:00 horas, y otra de las 21:00 horas. Se pueden adquirir, de manera anticipada, en la Oficina de Turismo de Sigüenza, al precio de 14 euros, y de 16 en taquilla, el mismo día de la función.
La función es, por encima de todo, una crítica a muchos fenómenos sociales. En palabras del propio autor, fallecido en 2010, “mi experiencia, resultado de haber hecho 168 películas, interpretadas, dirigidas y otras escritas por mí, me die que el éxito está en que el público se sienta identificado con lo que ve. Tras todo el trabajo que he llevado a cabo durante estos años, casi siempre en el género cómico, sería un ignorante si no supiera qué es lo que a ustedes les divierte”.
Se trata de una comedia para todos los públicos. En ella, el espectador se sentirá reflejado en diversas situaciones y, por momentos, formará parte de la obra. Se muestran diferentes maneras de atraer al otro sexo. ¿Cómo ligaría un hombre tímido? ¿Y cómo lo haría un intelectual?
En la obra se exponen el papel de los celos en la pareja, o cómo ser encantador en exceso puede terminar en divorcio. Y también cuál es la reacción de unos padres primerizos con su primer hijo en casa. Fórmulas para vencer la monotonía en la pareja, y una muestra de cómo las mujeres y los hombres fingen ser lo que en realidad no son para enamorar a quienes desean.
La imaginación del público juega un papel fundamental en la obra. Se hace necesario imaginar muñecos vestidos de bombero, a un niño, un cigarro, un periódico, un biberón, un caballo, un camarero, y un largo etc. A medida que la obra transcurre, la imaginación del espectador avanza a un ritmo impensable, en la que no podrá apagarse ni por un solo segundo.
Cuando el espectador participa en la obra, se integra a través del humor: los intérpretes los llevan de la mano a otros momentos, a otras etapas, explicando los trucos que utilizaban nuestros grandes actores para recibir el aplauso del público.
En un momento concreto de la obra se invita al espectador a “patear” a golpear con los pies en el suelo, creando gran ruido en señal de protesta cuando lo que se producía en el escenario no era del agrado del público. En la obra, por último, se plantean diferencias existentes entre la época pasada y la actual, no solo a través del tiempo, la literatura, el cine, la pintura… sino también un actor como se hacía antiguamente. Esto consistía en las diferentes formas de interpretar, desde los griegos hasta hoy.
Todo ello, por supuesto, escenificado a través de alegorías que el público entenderá, dada la popularidad de las referencias. Y se divertirá con ello y profundizará en ese lenguaje teatral no tan conocido por el público, que pertenece, da vida, y es la esencia de la carpintería teatral a través de los siglos.
‘El último que apague la luz’ es una manera de aportar cultura al espectador a través de la sonrisa y el divertimento que es, en definitiva, el deseo y el deber de todo autor y actor que amen este oficio.