El Movimiento Ibérico Antinuclear (MIA), del que forma parte Ecologistas en Acción, ha observado irregularidades en la notificación de los incidentes de la semana pasada en la Central de Trillo al Consejo de Seguridad Nuclear. En concreto, el segundo problema en el sistema de refrigeración se comunicó casi 48 horas después, cuando el plazo establecido es de 24 horas, lo que genera dudas sobre el alcance real que pueden haber tenido.
El pasado martes 16 de febrero comenzó un periodo complicado en la central de Trillo. Con la central en marcha, se bloquea una válvula del sistema de refrigeración de componentes nucleares. Según las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento de la central, aún dispone de 24 horas para recuperar la operabilidad del sistema, pero optaron por parar la planta. Una decisión que en ese momento parece mostrar prudencia.
De madrugada se incendia el transformador principal durante unos quince minutos. Y se declara una “Prealerta de emergencia”. Esto se comunica en tiempo al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). La central ya estaba en parada fría. No se sabe aún si hay relación entre los dos problemas.
Sin embargo, el día 18 de febrero se hace público que la supuesta prudencia podría estar motivada por que la situación en la central fue más seria de lo informado hasta el momento. Esta comunicación reconoce como el martes 16 hubo otro problema dentro de la barrera de presión del sistema de refrigeración del reactor, durante el proceso de parada para reparar la mencionada válvula. Se trató de una subida de nivel de agua en uno de los tres generadores de vapor que activó las señales del sistema de protección del reactor de cierre automático de las válvulas de aislamiento para evitar una sobrepresión. Parece ser otro fallo de una válvula que indicaba estar en posición cerrada pero no lo estaba y determinó un aporte de agua excesivo.
El nivel alcanzado provocó la actuación de las señales automáticas de aislamiento del generador, dejando inutilizado uno de los tres circuitos o lazos de evacuación de calor del núcleo.En ese momento el reactor aún no estaba apagado (estado de operación 3, espera caliente).
Cualquier problema que afecte a la refrigeración del reactor es serio. Esta vez funcionaron los sistemas automáticos de protección y además la potencia estaba bajando. Pero han sido dos fallos muy próximos. Sin embargo, el día 16 sólo se informó de uno de ellos, el segundo tardó casi 48 h en hacerse público, a pesar de ser un Informe de Suceso Notificable en 24 h. ¿A qué se debe el retraso en la notificación que ocasionó la parada de la central? Puesto que la transparencia en la comunicación de los sucesos en las centrales es una herramienta imprescindible de la seguridad nuclear, es necesaria una explicación por parte de la central y evaluación por el CSN.
El MIA sigue con preocupación los incidentes en las centrales nucleares porque a pesar de las protecciones automáticas y la redundancia de sistemas, el riesgo implícito a esta tecnología es muy alto. Trillo es la última de las centrales construidas en el Estado español, pero tiene un abultado historial de fallos. Concretamente, en la primavera de 2019 hubo otro incidente con válvula: uno de los trenes del sistema de refrigeración de componentes nucleares estuvo inoperable durante cuatro días, del 18 al 21 de mayo por un error de montaje de una válvula. La central estaba además sin otro de los trenes del mismo sistema por tareas de mantenimiento, una situación que incumplía las especificaciones técnicas de funcionamiento y tuvo que ser notificada al CSN. La acumulación de incidencias plantea dudas sobre el estado de la central, o al menos sobre su adecuado mantenimiento.
Por eso el MIA sigue reclamando que no se renueven las autorizaciones de explotación de las centrales nucleares, y se proceda al cierre de las centrales nucleares antes de 2030.